La individualidad del pensamiento crítico se convierte en un aspecto determinante frente a los hechos que surgen ante nosotros. Con expectación y contemplación observamos a través de un velo mediático que se mueve al compás de una brisa enrarecida, que rasga y distorsiona la realidad. Y es que entre medio de anzuelos de morbo, indignación o manipulaciones emocionales, a la lógica y a la objetividad le es un reto tratar de acercarse a la realidad. De la percepción a una realidad palpable nace un argumento, una razón, y es en este bastión donde se sostiene y defiende la verdad, aunado a nuestras propias realidades y vivencias diarias.

Cada capa social se va configurando en el contexto del momento que se suscita, ya sea en afectaciones u oportunidades. Por un lado, como en una especie de reivindicación añorada, algunos observan como un látigo castiga a una indomable bestia, mientras otros sienten en carne propia esos latigazos talvez en la ley universal de causa y efecto; pero también otros, aprovechan estas causales con todos sus detalles, para enarbolar las diversas banderas, fijando posturas, aventajando para propios fines. Siendo esta la disyuntiva en la que se desarrollan los hechos en cuestión, primando los intereses encontrados y separando aún mas a esta sociedad ya dividida.

Compatibilizar colectivamente no es sencillo y por naturaleza humana no es frecuente, es así que obedeciendo a nuestras propias interpretaciones muchas veces reaccionamos; he aquí, la preponderancia que los medios de comunicación juegan un papel importante en cuanto a la veracidad de la información que transmiten. Ante un hecho principal surge una distracción, que provoca otras reacciones y no la racionalización del primero, perdiendo por parte del espectador, puntualidad objetiva. Así también los silencios mediáticos convenientemente potenciados por nimiedades, los cuales propician confusión o desvirtuan lo real a mera especulación.

Labor encomiable la que deben de tener los medios de comunicación en mostrar los hechos como son, develándolos en el momento exacto y sustentados en la investigación y confirmación; labor que se proyecta ante una sociedad que debe avanzar en aras de información genuina y transparencia, evitando que la corrupción, como hiedra, se enrede y petrifique en administraciones enteras.

La pretensión de unificar un sentir colectivo a nivel mediático es atentatorio, aunque existan aristas en común; porque esta pretensión lleva un objetivo que esta calculado a la medida en algún sesgo materializado. Nublando y entorpeciendo las opiniones vertidas por los diferentes protagonistas de los hechos en cuestión.

La observancia, consultas o críticas a las políticas públicas no debería significar una amenaza para una administración, puesto que esta en función de los ciudadanos. Por lo tanto, como ciudadanos debemos expresarnos. No podemos abstraernos de nuestro entorno político, somos parte integral del mismo. El silencio a la larga se muestra y nos confronta con ojos acusatorios, dejando claro el mensaje que siempre hemos permitido que alguien mas arregle las cosas, ya sea por indiferencia, comodidad o miedo.

Ante cualquier realidad que podamos sentir o percibir debemos tener claro que deseamos lo mejor para nuestro país, reconociendo lo que no se hizo, lo que puede mejorarse y hacerse, así mismo lo que se espera lograr en un futuro en este país que anhela rayos de luz y esperanza.

Como sociedad, debemos plantearnos evolucionar con un espíritu de unidad y visión generalizada basada en la democracia, de esta manera, poder enfrentar los cambios que la historia va mostrándonos y de la que somos parte todos.