El 14 de febrero pasado el conductor de la ruta de microbuses 41-A, que hace su recorrido del centro de San Salvador hasta el Reparto San José de Soyapango, Guadalupe Cruz Deleón, fue condenado en un juicio abreviado por el Juzgado Cuarto de Paz de Soyapango a 30 meses de prisión sustituidos por 120 jornadas de utilidad pública, ya que días antes fue detenido cuando conducía su unidad repleta de pasajeros bajo efectos de la cocaína, además se le decomisó diez porciones de crack.

El 9 del presente mes el Juzgado Tercero de Paz de Soyapango decretó la suspensión condicional del procedimiento para Carlos Steve Garzona Alvarado, de 28 años de edad, acusado por desórdenes públicos. Garzona había sido detenido sobre calle antigua a Tonacatepeque, cerca de la colonia La Coruña, cuando conducía un microbús de la 41-A y golpeó un vehículo. El dueño del carro aceleró y se colocó enfrente del microbús para reclamarle, pero el conductor del microbús se bajó y en vez de responsabilizarse de los daños agarró a golpes a su víctima, lo cual fue grabado por pasajeros y subido a las redes sociales. Garzonadebe someterse a un tratamiento terapéutico para dominar la ira y se le suspendió la licencia de conducir durante 18 meses. En ese tiempo podrá trabajar de cualquier cosa menos de conductor particular o de microbuses.

El martes de la semana pasada el Juzgado Primero de Paz de Soyapango ordeno instrucción con medidas alternas a la detención para José Gerardo Domínguez Quintanilla, por acoso sexual en perjuicio de una joven de 19 años. La víctima se encontraba en una parada de buses cuandoDomínguez conducía un microbús de la ruta 41-A y se estacionó frente a ella para comenzar a proferirle frases sexuales. Al sentirse ignorado se bajó de la unidad y le hizo tocamientos indebidos, frente a los pasajeros. La joven lo denunció y fue detenido.

Los tres casos referidos han ocurrido apenas en las últimas semanas en la misma ruta 41-A la cual afortunadamente nunca he abordado, pero las denuncias contra microbuseros y buseros de esta y otras rutas del país son cotidianas. Se les denuncia porque van peleando vía, circulando en sentido contrario, escuchando música estridente, trabajando bajo los efectos de las drogas y las bebidas embriagantes, sin portar licencia de conducir autorizada, hablando por teléfono o mensajeando, provocando todo tipo de accidentes, echándole la unidad a otros automotores, haciendo paradas en sitios no autorizados, acosando a mujeres, irrespetando a los peatones, subiéndose a aceras, a velocidades no permitidas y exponiendo a los pasajeros de todas las formas posible.

Realmente es un problema la conducta de muchos conductores de microbuses y buses. Desde luego, debe haber algunos que hace bien su trabajo, pero me atrevo a suponer que la mayoría conduce de manera abusiva. No tienen conciencia de la tremenda responsabilidad que conlleva ser conductor del transporte colectivo. Ellos son muy necesarios para la dinámica de la sociedad porque movilizan a la ciudadanía hacia sus lugares de trabajo, hacia sus centros de estudios, hacia sus viviendas, etc. empero les hace falta concienciación.

La culpa de ser malos conductores la tienen ellos en principio, pero también los propietarios de los buses y microbuses y el Estado mismo. El Gobierno central a través del Viceministerio de Transporte debe tener una escuela de formación de conductores de buses y microbuses que los apruebe o que los filtre. Manejar un carro particular es muy diferente a conducir un vehículo pesado. La Asamblea Legislativa, a propuesta del ente respectivo, debe legislar la creación de una escuela especializada. A los nuevos y actuales conductores deben formárseles en cuanto a relaciones humanas, convivencia y conciencia social. Por supuesto deben ser expertos en pericias de conductores. También debe garantizárseles que no trabajen desde las 3:30 de la madrugada hasta las 9:00 de la noche, lo cual me parece inhumano. Los empresarios de buses y autobuses deben tratar mejor a sus empleados, garantizarles acceso a la seguridad social y administrar de mejor manera al personal

Uno siente envidia cuando visita ciudades estadounidenses y los conductores del transporte colectivo son verdaderos profesionales. Ni hablar de Asia y Europa. Ahí cerca, en Costa Rica y Panamá, los conductores han sido formados profesionalmente. Los pasajeros y peatones se sienten seguros, aunque los accidentes siempre ocurran.

En definitiva se necesita una escuela de manejo para conductores profesionales de buses y microbuses, para que no haya viciosos, acosadores, irrespetuosos, inconscientes e irresponsables (y hasta delincuentes) conduciendo a los cientos de miles de salvadoreños que a diario dinamizan este lindo país. Ser conductor del transporte colectivo de pasajeros requiere una mayúscula responsabilidad. ¿Quién levanta la mano?