Nueva Trinidad es un municipio del departamento de Chalatenango que se ubica a 109 kilómetros de San Salvador. Ahí todos se conocen. Entre ellos son amigos o parientes. Se llevan bien y son muy solidarios. Desde 2020 hasta la fecha han sido asesinadas tres personas de las cuales dos víctimas eran mujeres.

El 31 de marzo de 2020 Silvia Yesenia Menívar, una joven de 25 años de edad, desapareció en el cantón Carasque deNueva Trinidad y su cadáver fue encontrado al día siguientes con señales de haber sido violada. La joven fue asesinada acuchilladas y por el hecho se detuvo a Francisco Alberto Martínez, quien la pretendía y al sentirse rechazado, bajo los efectos de las drogas, habría cometido el feminicidioagravado.

El imputado fue presentado al Juzgado de Paz de Nueva Trinidad que encontró suficientes indicios sobre la posible participación de Martínez en el nefasto delito, por lo cual le ordenó instrucción con detención. En abril pasado un Juzgado Especializado de Sentencia contra la Violencia y Discriminación de la Mujer, realizó la vista pública y lo encontró culpable de feminicidio y fue condenado a 50 años de cárcel. Actualmente tiene 30 años; es decir, que podría recuperar su libertad a los 80 años.

El segundo feminicidio en este pintoresco municipio ocurrió la mañana del jueves 22 de septiembre pasado. Ese día María Teresa Martínez de Sibrián, de 56 años de edad, y exsíndica municipal de Nueva Trinidad, se encontraba en su vivienda en el cantón El Sitio, cuando fue asesinada. El Instituto de Medicina Legal determinó que la mujer murió por asfixia. Por este caso la Policía Nacional Civil (PNC) capturó a José Marcelo Sibrián, esposo de la víctima, quien tiene problemas de visión, Al parecer es cegata. Hasta ahora los mismos hijos de la víctima han salido en defensa de su padre, por lo que habrá que esperar las pruebas que se aporten en las posteriores audiencias. Por ahora el incriminado es inocente.

Cuatro días después del asesinato de María Teresa ocurrió otro feminicidio. Esta vez en San Luis Talpa, departamento de la Paz. La víctima fue Jackeline Esmeralde Víchez Sosa, de 32 años de edad, asesinada salvajemente con un hacha, luego de haber sido abusada sexualmente . Su cadáver fue encontrado desnudo en una pila en un predio baldío. El hecho ocurrió en la lotificación Miraflores III del cantón Nuevo Edén de San Luis Talpa, departamento de La Paz. El feminicida supuestamente es Rafael Morales, exnovio de la joven, quien fue capturado en unos manglares de la zona. Al parecer su ropa aún tenía manchas de sangre de su víctima.El sujeto, de unos 50 años de edad, será remitido a los juzgados y de ser encontrado culpable de feminicidioagravado podría purgar una pena de hasta 50 años en prisión.

Este caso, al igual que los anteriores es indignante. Más aún porque mientras duraron en la relación de noviazgo hubo maltrato y constantes expresiones de violencia, por lo que la joven se cansó y lo denunció ante un juzgado que impuso medidas de alejamiento a Morales, para que no se acercara a la joven ni la ofendiera a ella ni a su familia en ningún modo. Sin embargo Morales seguía acosando a su víctima y un día antes de matarla la citó para hablar con ella, por lo que Jackeline se movilizó desde San Juan Nonualco, donde vivía, hasta la residencia de su victimario. El desenlace fue fatal.

Algo debe hacerse para evitar los feminicidios, casi siempre ligados al alcoholismo, la drogadicción, el machismo, los bajos niveles culturales y la intolerancia. Es alarmante la cantidad audiencias judiciales que se realizan por casos de expresiones de violencia contra la mujer, violencia intrafamiliar, maltrato infantil, lesiones, amenazas y otros delitos en contra de las mujeres. Generalmente el procesado es el compañero de vida (o esposo), el novio, la expareja o pretendiente de la víctima o algún tipo con graves problemas de adaptabilidad social. La cantidad de audiencias realmente es menor en relación a los casos de violencia que ocurren a diario, porque las mujeres no se atreven a denunciar y si lo hacen, en las audiencias proponen conciliar, a pesar de haber sido agredidas física o verbalmente durante años.

He insistido siempre que la denuncia a tiempo es determinante para evitar los feminicidios. Lo que inicia con un grito, una burla, celos injustificados o un “pequeñoempujón”, con el tiempo puede llegar a terminar en un lamentable feminicidio. Como ya ha ocurrido en múltiples ocasiones. El caso mismo de Jackeline es un ejemplo de ello. Una denuncia a tiempo no necesariamente es sinónimo de separación de la pareja o disolución del matrimonio, ya que perfectamente puede llegar a ser un punto de quiebre para enrumbar hacia una buena relación en la pareja y en la familia.

Las mujeres no deben quedarse sin denunciar. Las leyes las protegen y por amor a sus vidas y a sus hijos, no deben dejarse maltratar. Ojalá que en los caso de Nueva Trinidad y San Luis Talpa se haga justicia. Si ambos sospechosos son culpables que les caiga todo el peso de la ley. Por ahora y hasta ser vencidos en juicio, son inocentes.