Primer acto. Una vez que se supo que Bernardo Arévalo del Movimiento Semilla resultó de forma sorpresiva en la segunda posición, ‘Los Señores del Mal’ pusieron en marcha el plan para descarrilarlo. Con Sandra Torres, que logró la primera posición en la primera vuelta electoral, se podía transar. Con Arévalo, no. Ergo: hay que sacarlo del escenario.

Sin duda que el fiscal Rafael Curruchiche se empeñó en la encomienda que le hicieron ‘Los Señores del Mal’. Y merece que le den una medalla de baquelita. Pero en lugar de decrecer la simpatía por ese candidato inesperado, la ciudadanía hastiada de la politiquería y de la corrupción desenfrenada lo aupó y lo llevó a una victoria inobjetable en la segunda vuelta. Y esto puso los pelos de punta a ‘Los Señores del Mal’ que exigieron a sus operadores (Porras, Curruchiche, Orellana, los que están en la Corte Suprema de Justicia, los que están en la Corte de Constitucionalidad...) que se movieran rápido para cerrarle el paso a Arévalo. Al principio, creyeron que podían revertir el resultado y por eso Sandra Torres alegó un absurdo fraude. Pero no todas las piezas de esa ‘mandrakada’ respondieron a los dictados de ‘Los Señores del Mal’.

Así, el Tribunal Supremo Electoral a pesar de las amenazas de Porras y de Curruchiche decidió dar las credenciales de presidente y de vicepresidenta electos a los candidatos del Movimiento Semilla.

Segundo acto. No se rindieron los duendecillos que les hacen los mandados a ‘Los Señores del Mal’ y continuaron hurgando en las tripas del ente electoral, buscando las ‘pruebas’ para demostrar que la victoria del Movimiento Semilla era ilegal. Pero las cosas no les salieron bien. La Organización de Estados Americanos llegó a Guatemala y les complicó la jugada a los que quieren torcer el resultado electoral. El tiempo iba a galope. Se formó la comisión de transición para el traspaso de gobierno. La Corte de Constitucionalidad un día dice sí, pero al día siguiente dice no. Le llueven amparos. Entonces, el fiscal Currichiche tiene la gran ‘pensada’ de ir al Tribunal Supremo Electoral y sustraer y abrir unas urnas del proceso electoral reciente. Y se pasó las líneas rojas.

Tercer acto. Y entonces, el cuadro general cambió cuando la irrupción indígena tocó la aldaba y entró a la escena política y se activaron los bloqueos de calles y de carreteras en toda Guatemala, pero en la ciudad capital tuvieron un impacto decisivo. La renuncia de la fiscal Porras, por ser ella la vocera del intento de quitar la victoria electoral de Arévalo, se constituyó en la bandera principal de las protestas. Alejandro Giammattei, el desprestigiado presidente de Guatemala, y parte de esta maniobra fallida para cerrarle el paso a la presidencia de Arévalo, ha sido vacilante, ambiguo y mentiroso. Todos ellos (Giammattei, Porras, Curruchiche, Orellana...) saben que el cambio político ha llegado y les pasará factura.

Hasta ahora no hay un escenario de violencia generalizada. La presencia y posición de la irrupción indígena en todo esto ha desordenado la mesa que habían preparado ‘Los Señores del Mal’. Y a pesar de que los bloqueos de carreteras y de calles han generado diversos sentimientos de adhesión y de rechazo, lo cierto es que el carácter pacífico de las manifestaciones ha dejado sin argumentos a la tentación represiva de ‘Los Señores del Mal’. Renuncie o no, la destituyan o no, la suerte de la fiscal general, Consuelo Porras, está echada: es ficha de descarte en el actual proceso político. Su obstinación en mantenerse en el cargo y ser un factor de la inestabilidad de Guatemala sin duda que le ha comenzado a sacar joroba. No es improbable que entre bambalinas ande buscando un resquicio para ‘negociar’ su salida a cambio de inmunidad.

La impresionante capacidad de movilización nacional articulada que la ciudadanía crítica de Guatemala ha puesto en marcha es una mala señal para ‘Los Señores del Mal’, pero es un magnífico anuncio de que el desmontaje de la impunidad y de la corrupción podría estar en camino.

El nuevo gobierno encabezado por Bernardo Arévalo –y al que se ha querido obstruir para que no asuma en enero de 2024–, ha ganado, no un aliado incondicional y mudo, sino un aliado crítico que durante cuatro años hará sentir su presencia. Y eso no es poca cosa en un país como Guatemala donde ‘Los Señores del Mal’ habían impuesto su férula y creyeron que tendrían carpa por siempre.

Hay pues razones para pensar que ‘Florecerás, Guatemala’.
‘Cae el telón’.