Aún recuerdo las clases de Derecho Constitucional, que recibí en mis días de estudiante, y no olvido que uno de los elementos más discutidos era la independencia judicial como la columna vertebral que mantiene el sistema de justicia libre de injerencias internas y externas, sin embargo nadie desconoce que históricamente los diferentes partidos políticos que han llegado al poder no les ha bastado únicamente controlar el Órgano Ejecutivo, sino que también han subyugado a la Asamblea Legislativa, haciendo desde ahí una seria de repartos con los otros partidos políticos y distribuyendo a su favor el presupuesto.

Pero el premio más preciado ha sido la adhesión de la Sala de lo Constitucional, para alinearla sus intereses que al final se reduce a la concentración del poder, el uso discrecional de los recursos del Estado, la aprobación del presupuesto general de la nación y la subsecuente asignación de los contratos estatales al círculo de poder y fortalecer así sus redes de influencia de estos políticos. Desde tiempos antiguos esta fórmula no ha cambiado, sigue siendo la misma, todos llegan el poder con un discurso democrático de rendición de cuentas, transparencia y anticorrupción.

Entonces surge la pregunta, ¿de qué sirven las leyes, los jueces, los fiscales y la justicia? Si al final los que están en el poder piensan que tienen un mandato casi divino que los exime de toda responsabilidad y por tanto están sobre las leyes, los jueces y la justicia, y creo que es por esta razón que algunos jueces tienen temor de liberar a personas que están siendo procesadas en el Régimen de Excepción, de la cual se les ha presentado evidencias de arraigos bien fundados que son inocentes, pero aun así han decidido dejarlos en prisión preventiva, sin pensar que estas personas tienen una familia y obligaciones que cumplir.

De modo que no se trata de pandilleros sino de ciudadanos honrados que están luchando por sacar adelante a su familia, en un país carente de oportunidades, donde los únicos que triunfan con mayor facilidad son los parientes y los amigos de los funcionarios públicos, que los contratan con enormes salarios, con prebendas y guardaespaldas, que dicho sea de paso estas críticas de abusos de recursos públicos y obscenidades, son las que llevaron acumular todo el poder al presidente Bukele y a su partido Nuevas Ideas, esperando que fueran diferentes a los anteriores partidos políticos.

Sin embargo, una vez en el poder se olvidaron de todo lo prometido, ya que no renunciaron a las prebendas, sino al contrario se aumentaron a $14,000 el presupuesto por cada diputado, lo cual les cuesta a los contribuyentes anualmente poco más de nueve millones de dólares, solo la planilla de Nuevas Ideas, todo ello es inaudito en un país tan pobre. De manera que se esperaba una nueva Asamblea Legislativa de altura, que discutiera con objetividad el presupuesto, que cuestionara los abusos de los recursos públicos, que abriera comisiones especiales, que investigara los sobresueldos, la corrupción pasada y la reciente.

Ya que en el contexto de la pandemia se realizaron compras cuestionadas sin controles de ley LACAP, al contrario los diputados de Nuevas Ideas junto a sus alidadas, el primer decreto que aprobaron fue blindar a los funcionarios públicos que realizaron compras irregulares en la pandemia, que dicho sea de paso la misma CICIES que creó el presidente Bukele, la tuvieron que desmantelar de manera inmediata, cuando se enteraron que junto a la fiscalía, tenían en curso 13 expedientes abiertos por compras ilegitimas de las diferentes carteras de Estado, pero particularmente del Ministerio de Salud y del MAG. Expedientes de compras irregulares que hasta el día de hoy han quedado enterrados, de tal forma que mantener el control de los tres órganos de Estado bloquea todo información que perjudique a los gobernantes en turno, concerniente a la corrupción y a la falta de transparencia. En este sentido se debe reflexionar que toda corrupción debe de combatirse independientemente de donde venga, y un funcionario público será tan transparente, si actúa con rectitud y está dispuesto incluso a denunciar a su mismo pariente que esta cometiendo actos de corrupción