El fútbol salvadoreño desde hace décadas tocó fondo y por mucho tiempo se ha quedado ahí, sumido entre la mediocridad representada por los dirigentes sin visión y con mentalidad cortoplacista, así como por el bajo nivel de competición y la falta de proyectos o buenas intenciones para sacar a flote un deporte que nos apasiona a casi todos.

Es cierto que en los últimos años la modalidad del fútbol playa nos ha dado algunas grandes satisfacciones, pero para ser honestos, esos momentos pasajeros de alegría no conllevan la intensidad de lo que representa para la nación el “fútbol once”. Nos hemos quedado a vivir de la gloria efímera del pasado porque con nuestras selecciones y equipos que nos representan más allá de las fronteras patrias, no avanzamos ni un centímetro. Futbolísticamente somos mediocres y a veces menos que eso.

Y es que el fútbol nacional no ha avanzado. Ha retrocedido a niveles que dan pena ajena, pero que se sienten en el orgullo nacional. Esa retroceso se ve concretamente cuando un equipo beliceño elimina a un salvadoreño, cuando fuera del país somos equipo de hueso fácil de roer, cuando nuestra selección nacional es incapaz de ganarle a equipos del Caribe. La calidad del fútbol y de nuestros futbolistas es la faceta real del estancamiento del deporte más popular de la nación. El fútbol es entretenimiento, pero sobretodo pasión. Es un fenómeno que rompe paradigmas y que rebasa las ideologías, las clases sociales, los niveles culturales, las posiciones económicas, las convicciones de vida, las edades, los géneros. El fútbol, con sus resultados, es capaz de provocar llantos o risas, estados de éxtasis o depresión. Llena de orgullo o vergüenza. Él fútbol, es una manera de adormecer multitudes y generar falsas ilusiones, pero lindo al fin.

Ante la crisis que vive actualmente el fútbol nacional, motivado por los dirigentes que estuvieron enquistados en la Federación Salvadoreña de Fútbol (FESFUT) y la injerencia del Estado, la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) anunció que creara una Comisión de Regularización en la FESFUT, a efecto de tomar el control de las funciones de dicha institución. Esta no es la primera vez que la FIFA decide intervenir en el fútbol nacional. Ya lo ha hecho en dos ocasiones anteriores; en 2000 y en 2008. El resultados de esas comisiones, simplemente fue lo mismo de siempre. El fútbol no mejoró y al contrario pareció hundirse un poco más. Recordemos que la segunda comisión normalizadoraestuvo presidida en algún tiempo por un personaje que luego fue procesado por corrupción en la FESFUT.

Por eso la FIFA debe saber escoger a quienes formaran esa comisión regularizadora. Deben ser hombres (mujeres) probos, con una visión correcta del fútbol, “sportman” por convicción, alejados de criterios políticos o partidarios, ajenos a cargos públicos o a intereses particulares vinculados a este deporte, con criterio de estadistas y no de funcionarios burócratas, despojados de ideologías, con vocación de concertación, con alto espíritu de servicio y que tengan fe la juventud... En esa comisión no debe estar nadie que haya sido o sea funcionario, que haya sido parte de las comités ejecutivos de la FESFUT en períodos anteriores o que se le pueda relacionar con algún interés personal de sacarle provecho al deporte (patrocinios, compras de derechos, dueños de equipos, etc.), mucho menos personas vinculadas a actividades que rayan con lo ilícito. Simplemente deben ser personas probas y con alto espíritu de servicio, capaces, honradas, honestas y honorables.

Nombrar a personas que reúnen los requisitos puede ser fácil, pero también injusto o nos podemos equivocar. Hay muchos empresarios, hombres de negocios, visionarios y serviciales que con gusto darían su aporte. Algunos periodistas (con profesionalismo o motivados por propios intereses) se atreven a proponer nombres, otros exdirigenteshasta se ofrecen (ofrecerse, desde el punto de vista ético y moral, es una forma de excluirse). Nombrar a los miembros de esa comisión debe ser responsabilidad exclusiva de la FIFA, obviamente escuchando a los involucrados (afición, futbolistas, dirigentes, árbitros, periodistas), pero realizando una exhaustiva evaluación de los perfiles para no equivocarse o tener la menor cantidad de errores. La comisión que resulte debe ser respetable.

Esta comisión tendrá funciones delicadas y tendrá que dar aportes sustanciales. Será la responsable de gestionar la actividad diaria de la FESFUT, revisar los estatutos para que cumplan con los requisitos contenidos en los estatutos de la FIFA y CONCACAF, únicos entes supra rectores del fútbol nacional. Asimismo deberán administrar las elecciones de un nuevo comité ejecutivo de la FESFUT. Además debe auditarlas finanzas de la FESFUT e implementar mecanismos y procesos que garanticen prácticas de buena gobernanza financiera.

Esta comisión debe sentar las bases administrativas para un despegue correcto de nuestro fútbol. Desde proyectar como clubes a los equipos de fútbol, estructurar las categorías en todos sus niveles, visualizar infraestructuras idóneas, y potenciar el profesionalismo de los entes que conforman el quehacer futbolístico nacional (futbolistas, árbitros, afición, dirigentes). Ojalá y la FIFA no se equivoque con la formación de esa comisión que teóricamente tendrá un año de vida para engendrar un proyecto viable. Ojalá que el Estado haga lo suyo desde el punto de vista formativo, impulsando la educación física en los centros escolares, mejorando la infraestructura deportiva y potenciando la creación de escuelas de fútbol. Que la FIFA haga lo suyo.