Según el informe anual de la NASA y la Administración Oceánica y Atmosférica Nacional (NOAA) de Estados Unidos, el año 2021 fue el sexto más caluroso desde que iniciaron los registros en 1880. El informe señala que de mantenerse la tendencia climática, en diez años se alcanzará del techo del calentamiento global con graves consecuencias para la humanidad. Cuando escuchamos hablar sobre el calentamiento global, generalmente pensamos ajenos o lejos de nuestra propia realidad, porque nos imaginamos que ese es un problema del primer mundo o de las grandes naciones. Incluso a veces motivados por la ciencia ficción y la parafernalia hollywoodense, pensamos que es un caso de héroes y de pura fantasía que no trasciende más allá de la pantalla.

El calentamiento global es una cruel realidad que requiere de políticas duras de aplicación inmediata que todas las naciones del mundo deben aplicar con sentido de urgencia máxima. Poco a poco los casquetes polares y sus glaciares y témpanos están cediendo, lo que aminora la cantidad de agua dulce en el mundo y genera cambios climáticos que a su vez producen más huracanes y tifones y cambios intempestivos en la temperatura de la Tierra. Las sequías, los temporales, las inundaciones, los desbordamientos de ríos, los derrumbes, los incendios de vastas regiones de bosques y una gran cantidad de conflictos ambientales son producto de ese calentamiento global que solemos mirar con indiferencia.

La humanidad ha tenido la sapiencia para proyectar elfuturo, sin saber administrar el presente. La crisis climática siempre fue una preocupación en los tiempos modernos. En 1975, en Belgrado, la capital de la desaparecida Yugoslavia, se sentaron las bases para la Carta de Belgrado, que dio paso para que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declarara cada 26 de enero como el Día Mundial de la Educación Ambiental.

La intención de declarar cada 26 de enero Día Mundial de la Educación Ambiental es sensibilizar a los pobladores del mundo para que adquieran conciencia de la delgada línea que existe entre desarrollo humano y la conservación del planeta. Se busca, además, concienciar a la humanidad sobre la problemática ambiental y su afectación en la calidad de vida presente y futura, por lo cual se hace básico fomentar el camino hacia el desarrollo sostenible. Recordar que cada 26 de enero es el Día Mundial de la Educación Ambiental, es nada más para reflexionar de lo poco o nada que hacemos para conservar el planeta en condiciones óptimas para la sobrevivencia humana. No solo contribuyen con el calentamiento global las grandes industrias transnacionales, los productores de petróleo, los industriales de la construcción, el crecimiento demográfico mundial, los grandes contaminantes por la producción de materiales sintéticos y/o plásticos. La verdad es que todos estamos contribuyendo con la aceleración de los grandes contrastes climáticos.

Pareciera que quien lanza la basura por doquier no contribuye en nada a la crisis ambiental o que quien conduce un vehículo emanando humareda o gases tóxicos es ajeno al problema. Por muy ínfima que sea el aporte, todos contribuimos con nuestras malas prácticas a la crisis ambiental. Seguramente son otras las grandes fuentes o causales del calentamiento global, pero con nuestras nimiedades contribuimos a agravar las consecuencias del referido calentamiento. La basura en las calles tapan tragantes y el agua se desborda a los ríos que forman inmensas corrientes porque llueve de manera desenfrenada a raíz de la crisis climática generada por el calentamiento global. Los desbordamientos arrastran viviendas y acaban con vidas humanas. Esas vidas truncadas son nuestros compatriotas.

Tal vez no somos grandes generadores de la crisis climática, pero tampoco hacemos nuestro esfuerzo para evitar que las consecuencias sean fatales. Nos da los mismo lanzar basura a cualquier sitio, deforestar bosques, talar árboles, provocar incendios, construir en zonas de alto riesgo. Dañar el ecosistema hasta nos parece un juego o un reto. Somos incapaces de medir las consecuencias y le ganamos espacio a los volcanes, a las playas, a los ríos, a los bosques, a los cerros, a las montañas, al hábitat de las especies en peligro de extinción, a la pureza del aire. En fin, hacemos lo que queremos y podemos sin medir consecuencias. El cambio climático por el calentamiento global nos sale sobrando porque nos parece un problema que deben resolver los países ricos y poderosos. El mundo entero necesita educación ambiental. Nuestro sistema social requiere educación ambiental. No podemosser conformistas y atribuir a la cultura el hecho de ser personas enemigas del medio ambiente. Tenemos que cambiar de mentalidad y hacer que las consecuencias de la crisis climática del mundo nos afecte con menor rigor-. Revisemos nuestras leyes, nuestra curricula educativa, nuestra conducta individual y colectiva... El calentamiento global exige una educación ambiental, pero sobretodo una sana conducta ambiental.