Sin temor a equivocarme, pienso que ningún salvadoreño en su sano juicio, se embarcaría a defender a ultranza a las clicas que tanto daño le han hecho por décadas a la población salvadoreña en la que se han lucrado con la sangre y el temor generalizado que han introducido como medio de control de los territorios, cuyo objetivo es acumular dinero y poder, que se traduce en una arma que las pandillas utilizan en los contextos electorales, para intercambiar con los diferentes candidatos políticos votos por beneficios que derivan del Estado, es decir un ciclo negociación que al final solo beneficia a los políticos y a las pandillas.

Mientras el pueblo pone el dinero de la extorsión, el sufrimiento de sus hijos e hijas, y los muertos, de modo que es un trato desigual. Ante este escenario violento algunos mandatarios hicieron ver como si estaban combatiendo a las pandillas, con la mano dura, la súper mano dura, en ese contexto se aprobó la Ley Anti-Maras en el año 2003, posteriormente se creó la Ley para el Combate de las Actividades Delincuenciales de Grupos o Asociaciones Ilícitas Especiales en el año 2004, luego se aprobó la ley de Proscripción de Maras en el año 2010, ulteriormente la Sala de lo Constitucional resolvió en el año 2015 que las pandillas eran grupos terroristas.

De manera que la represión ha sido la constante, al menos eso es lo que nos hicieron creer esos mandatarios de turno, sin embargo, esta demás mencionar que mientras reprimían a las pandillas, estos recibían privilegios en los centros penales y en su red de influencias, como una especie de intercambio, es por ello que fueron procesados varios funcionarios de alto rango por haber pactado con las pandillas, de la cual ha resultado que un exministro de justicia está en el banquillo de los acusados y un par de órdenes de captura para el expresidente asilado en Nicaragua, ahora un exalcalde capitalino se encuentra detenido por presuntas negociaciones, así como se ha girado una orden de captura para un diputado del Parlacen, por el mismo tema de presuntas negociaciones con pandillas en contextos electorales.

Pero lo irónico de estos hechos es que mucha de esta información salió a luz por medio de periódicos como el Faro, que en su momento los que ahora detentan el poder usaron para atacar a sus adversarios políticos en la contienda electoral, que dicho sea de paso les dio un resultado efectivo, ya que no solo debilitaron la imagen desgastada de estos políticos, sino que esos audios y videos han sido introducidos en un proceso penal y no se duda de la veracidad de esos hechos. Ahora bien, una buen parte de los salvadoreños, han tenido acceso de una forma u otra a la información que salió a luz, sobre; fotografías, informes, y documentos como el libro de novedades en la que se deja constancia que presuntos funcionarios entraron a diferentes centros penales para reunirse con cabecillas de las pandillas y últimamente salió a luz unos audios en la que presuntamente el Director del Tejido Social, deja entre ver el pacto con las pandillas, también dice sin tapujos que se jugo el físico sacar hacia Guatemala a un pandillero requerido por el gobierno de los Estados Unidos.

A pesar de esta información que ahora circula en el ambiente nacional e internacional, algunos ciudadanos así como ciertos funcionarios públicos se han tomado la tarea no solo de desvirtuar los audios y la documentación vertida sobre la presunta negociación del gobierno actual y las pandillas, sino que han arremetido con todo la furia de una osa que le han quitado sus cachorros en contra de los periodistas del Faro y todo aquel ciudadano que comparte la noticia. Pero cuando los videos y los audios publicados por el Faro, vinculaban a sus adversarios políticos, se rasgaban las vestiduras y los tenían por veraces. ¡Pero cuanta hipocresía!