Cuando un ser humano es condenado ya no cuenta con los mismos derechos. Cada gobierno ha tratado de reinsertar a todos los que están reclusos en los centros penales salvadoreños. Cuando alguien es condenado, se debe de contar con un plan de acción o programas que ayuden a los reos para que puedan tener oportunidades laborales y sean personas de provecho. Que bien es ver en las calles trabajar a reos en fase de confianza.

En otro contexto, es de analizar todas las capturas que ha realizado el ejército y PNC; mientras tanto, los salvadoreños estamos respirando paz; sin embargo, se debe considerar, por un lado, la función del Estado de Excepción, el cual ha acarreado problemas con capturas de personas que no son pandilleros, acá es cuando sale a colación la frase “pagar justos por pecadores”. Por lo tanto, se debe analizar cuál será el trabajo del Gobierno para reinsertar a todos los capturados.

Según Bergman, M., Amaya, L. y Vilalta, C. (2015) “El Salvador es el país con las cárceles más hacinadas del continente...”. No es tarea fácil cambiar a un país que tiene más de 38,000 reos (BBC News, 2020). A esto se le suma las casi 20,000 capturas de pandilleros y no pandilleros con el Estado de Excepción. ¿Cuenta el Estado con planes estratégicos para reinsertar a todos los detenidos?, ¿qué pasará con ellos mientras construyen más centros penales?

Se supone que siempre ha habido programas de reinserción, adentro de los centros penales hay talleres de carpintería, labores agrícolas, talleres de sastrería para ambos sexos, talleres de cosmetología y otras actividades útiles para mantenerlos ocupados. ¿Cuántos logran ser buenos ciudadanos cuando salen de los centros penales?, las estadísticas pueden fallar; empero, hay muchos que lograron rehacer sus vidas.

Las universidades también cumplen su misión, algunos reos se inscriben en carreras universitarias. Eso es bueno, se está cambiando al ser humano que quiere tener una mejor vida. En los centros penales también hay clases para los otros niveles escolares. Existen muchos programas, la cuestión es que los tomen con la convicción de cambiar.

Recordemos que en los centros penales no solo hay pandilleros, también hay reos comunes, profesionales, ciudadanos que por un motivo cumplen una pena. Todos merecen ser tratados como seres humanos. Con respecto a la reinserción, se debe analizar ¿Por qué razón fueron a parar a los centros penales? Antes de hablar de reinserción se debe analizar ¿quiénes viven en las comunidades?, ¿cuántos programas educativos, deportivos, entre otros, tienen las alcaldías o el Ministerio de Gobernación para que se apliquen en los centros penales? Nadie está exento de estar en un “penalito”, centro penal o cárcel. La cuestión es que debe de haber un Estado que provea lo necesario para tener a ciudadanos de bien. Algunos proclaman la pena de muerte, pero esa no es la solución para erradicar el problema heredado.

Todos los pandilleros que han capturado con el Estado de Excepción tienen familiares, hijos. Por lo tanto, debe de haber una supervisión de parte de las autoridades hacia los familiares de los detenidos para que todo marche bien. No es recomendable estar pensando en construir más centros penales, sería mejor construir más escuelas.

En un artículo de opinión que publiqué (La Prensa Gráfica, 2010) “El cáncer de los centros penales” realicé las siguientes interrogantes: ¿A dónde va a parar el dinero de las ganancias en las tiendas de los penales? ¿Cómo están controlando el dinero que reciben mensualmente los reos? ¿Los consejos criminológicos están haciendo un trabajo eficaz y eficiente? ¿Han logrado controlar en un cien por ciento las extorsiones desde los penales? ¿Cumplen los centros penales los objetivos esperados de reinsertar en la sociedad a los reos? La restricción del uso de Internet en los centros penales ha tenido un resultado eficaz. Para tener una excelente reinserción se debe tener un sistema que trabaje ordenadamente y eficazmente.

En conclusión, ¿qué debe cambiar? Los centros penales deben ser lugares de reinserción y no de castigo. Con respecto al sistema educativo, debe de incorporar programas especiales para que los jóvenes aprendan un oficio, eso hará que no caigan en el cáncer de las pandillas. Cada reo es una vida y se debe de tener programas psicológicos, talleres y todo lo que les sirva en la sociedad.

El consejo criminológico debe de supervisar cuántos reos lograron ser personas útiles en la sociedad, cuántos se emplearon o se hicieron emprendedores. Quizá suene utópico, pero todos los salvadoreños soñamos con un país con paz y sin violencia. Ojalá que los delincuentes recapaciten y ya no vuelvan a delinquir. El hombre nace bueno; empero, hay circunstancias que lo hacen cambiar en la vida.