La mal utilizada palabra “renta” o “esta renteado” ha sido común y aceptado por muchos emprendedores, micros y pequeños empresarios en El Salvador, de tal manera que se ha llegado a considerar que es el delito más fácil de cometer. La misma se estableció como una práctica delictiva criminal en el gobierno del expresidente Francisco Flores Pérez, y desde aquel gobierno se mantiene activa. De sus inicios a la actualidad han existido cambios en las modalidades, en la manera de exigirla, de recaudarla, se infundir temor y terror, y del abordaje de las investigaciones y casos en sede judicial.

Lo que inició como una práctica que los miembros del crimen organizado y las pandillas importada de California, Estados Unidos de Norteamérica, por miembros de estas estructuras que la adquirieron, practicaron allá, y cuando fueron deportados a El Salvador la implementaron en el transporte público de pasajeros, empresas distribuidoras, y otros sectores productivos en nuestro país, se ha convertido en el presente siglo en una de las principales fuentes de ingresos de las estructuras criminales y que desde la década anterior comenzaron a lavar dinero producto de las extorsiones en negocios que no tienen control de parte del gobierno de la República, ni de las alcaldías, escudados en la informalidad, en donde se manejan grandes cantidades de efectivo y existe un aparente flujo de personas y clientes que les permite la fachada perfecta para encubrir la realidad, que ese dinero es maldito, por que proviene de una extorsión y afectación a salvadoreñas y salvadoreños.

Las extorsiones en El Salvador se han convertido en el principal obstáculo de desarrollo de los emprendedores, micros y pequeños empresarios, y que expone sus vidas de manera directa; ya que la mediana y gran empresa disponen de medios para pagar y trasladar ese costo a los productos y servicios, es decir lo pagamos todos los ciudadanos, por eso hay comodidad y no les importa financiar actividades criminales y terroristas.

Ahora en El Salvador ser “rentero” es un oficio, se ha convertido lastimosamente en un estilo de vida, e incluso ha sido utilizado por mujeres y hombres oportunistas que no son de estructuras criminales, pero han imitado el método de infundir terror y amenazar, lograr obtener dinero que luego les sirve para llevar una vida de excesos, de vicios, de despilfarro.

Examinando el comportamiento de las denuncias en sedes fiscales y policiales durante el año 2021 existe una innegable reducción en nuevas denuncias si lo comparamos con los años 2018 y 2019, pero en promedio hay al menos tres denuncias diarias, lo que nos indica y avala que el problema persiste. La FGR con el apoyo especializado de las y los investigadores de la PNC ha logrado que sea el delito con mejor rendimiento con base a condenas, superando el 96 % de efectividad de los casos judicializados.

El reto y desafío para el Estado salvadoreño es combatir los mitos y leyendas urbanas alrededor de la extorsión que no permiten que las víctimas se presenten a sede policial o fiscal a interponer las denuncias. Disponemos de personal especializado y muy competente en la investigación de casos de extorsiones. Se requiere y propongo nuevamente para este año 2022 una gran campaña nacional contra el delito de la extorsión que por medio de mensajes estratégicos nos permita profundizar las reducciones que han logrado las autoridades, es tarea de todo el Estado salvadoreño en unidad. Estimada y estimado lector, usted tiene derecho a vivir una vida libre de extorsión, confíe en las Instituciones de la PNC y FGR, y la evidencia de sus resultados, y que este año nuevo sea libre de este flagelo.