Hace unos meses, específicamente en Junio, el periodista e investigador Témoris Grecko, publicaba en un periódico digital mexicano su artículo titulado La diversidad de izquierdas latinoamericanas avanzan en tropel. Dados los últimos acontecimientos electorales en Suramérica, toma notoriedad para replantear una corriente política existente en una sociedad que continuamente ve pasar como un estridente carrusel las expectativitas y realidades.

En dicho artículo identifico el siguiente párrafo como la parte medular que ataña no solo al cono Sur, sino a toda nuestra Latinoamérica y es: “La diferencia entre los dirigentes que necesita cada época y los que actúan pensando en tiempos anteriores no está en la edad, sino en la capacidad de atender, entender y reaccionar”.

Muchas veces la edad no define que tan capacitados estamos para desenvolvernos, tomar riesgos, representaciones o compromisos en un plano cualquiera requerido, salvo la necesaria preparación académica. La edad o falta de esta puede ser reforzada por el desarrollo emocional que permite conocer las fortalezas o deficiencias, claro es que con el paso de los años podemos observar, tratar de comprender y aprender, siempre y cuando este en nuestro espíritu el querer ir avanzando sobre bases propias de la naturaleza humana y no anclarnos en ellas puesto que conllevan terrenos pantanosos en el andar. Se puede decir que acumular décadas en egos madurados al compás de cuerpos condenados desde el inicio a la decadencia, solo magnificaría una simpleza vivencial.

De esta manera, a niveles de dirigentes que fijan la mirada en épocas donde, sin duda alguna en el génesis de las corrientes ideológicas representadas algo o mucho era conveniente para el desarrollo y progreso de los pueblos, son razones por la que su flexibilidad, consenso de sectores y transparencia en administración pública, deberían ser sus máximas como prueba de sensibilidad y compromiso social.

Aquellas frases enardecidas con ilusiones de cambio, casi orgullosas por si solas reivindicaban a los que las cantaban o repetían con el puño cerrado en alto, ya sea el izquierdo o el derecho, ahora son rémoras que poco o nada concuerdan con la actualidad. Encontrar similitud en una época y otra es posible, pero lo que en realidad existen son las condiciones y vicios que llevan a hacer tal comparación. Por lo tanto, un proceder por un camino ya transitado podría evocar una nula esperanza y hasta una victoria desmarcada en el presente.

La diferencia que señala Témoris Grecko en su articulo en cuanto a lo que se necesita para ser un dirigente de cambio referente a gobernanzas y políticas públicas, ha permitido la postulación sobre una amplia pasarela en la que desfilan personajes envueltos en diversos diseños, texturas y vistosidades que han logrado captar la atención del público, no obstante en repetidas ocasiones han sido los mismos diseños pero ataviados en diferentes personajes, al final un modelo repetido y costoso.

Tratar de comprender el funcionamiento benevolente de la política entorno a los gobernados, es un reto. Tal vez en Latinoamérica aún esperamos con cansancio y hartazgo que los desafíos pueden ser afrontados de una vez, esperando que la voluntad y compromiso con las sociedades no queden pérdidas en las favelas, en la selva del Darién, en las fronteras áridas, en el silencio cómplice que permite la injusticia por el beneficio propio. Tal vez.