Es una mujer de apariencia frágil, delgada, de apenas 1.61 mts. de altura. Eso sí, siempre viste de manera impecable, un andar que trasmite seguridad y un hablar calmado pero continuo de palabras precisas. Muy directa, señalarían algunos, pero no olvidemos que es alemana, a pesar de que nació y se educó en Bruselas hasta muy entrada la secundaria, dado que su padre era en ese entonces un alto funcionario de la Comunidad Económica Europea.

Tiene algo de trashumante. De Bruselas a Hannover donde inició estudios de arqueología en la tricentenaria Universidad de Gotinga, cambió de carrera y estudió economía y tuvo que interrumpir para salir a Londres, dado que el Ejército Rojo, la Baader-Meinhof (estamos en los años setenta) había iniciado una serie de atentados contra personalidades políticas y económicas de Alemania.

En los ochenta de vuelta, de nuevo a Hannover, donde cambió de carrera y se inscribió en la Escuela de medicina de donde egresó con la especialidad en ginecología. De allí a Stanford, California, donde su esposo, médico y alemán como ella, Heiko von der Leyen, trabajaba en esa Universidad. Como ya el lector ubicó, hablamos de Úrsula van del Layen, la actual Presidenta de la Unión Europea.

Y uno se preguntaría, cómo una mujer con siete hijos, esposa, y profesional de la medicina ocupa tan alto cargo gubernamental a nivel mundial. Ah, es que ella a su regreso de Stanford, trabajó en el Departamento de Epidemiología, Medicina Social e Investigación del Sistema de Salud, mientras que como miembro de la Unión Demócrata Cristiana (UDC), el mismo partido al cual pertenece Angela Merkel realizaba actividad política, junto a quien pasó a engrosar la larga fila de Cancilleres (Jefes de Gobierno) alemanes que han pasado a la historia por sus logros o milagro económicos; el primero de ellos Konrad Adenauer (1949-1961), Ludwig Erhard (1963-1966), Helmut Kohl (1982-1998) y Angela Merkel (2009-2021).

El secreto está en lo que ellos (la UDC) denominan y asumen como “economía social de mercado”. Esto es, el modelo económico sustentado en las leyes del mercado o de la libre empresa, pero sometidas al disfrute equitativo del todo social. Valga decir, un sistema de salud integral, salarios acordes con la realidad e impuestos ascendentes de conformidad con los ingresos corporativos y personales.

Van der Layen, se formó como profesional y política bajo estos presupuestos económicos sociales que parten del entendido de un modelo de Estado sustentado en la democracia. Fue elegida en el 2003 parlamentaria y Ministra de Asuntos Sociales, Mujeres y Familia de Baja Sajonia; Ministra de Asuntos sociales, ancianos, mujeres y juventud de Alemania, Ministra Federal del Trabajo y Asuntos Sociales de Alemania y, Ministra de Defensa Federal, siendo la primera mujer en ocupar este cargo en Alemania (2017.2019).

Fue precandidata a la presidencia, pero el ala conservadora de la CDU conspiró contra ella por considerarla muy liberal. El presidente de Francia, Emmanuel Macron fue quien la propuso para la presidencia de la Comisión Europea en el 2019, Ejercicio para el cual fue elegida, y ratificada por el Parlamento Europeo. Cargo que ha ejercido con autoridad, equidad, y decisión. Su accionar ante la invasión de Rusia a Ucrania le ha granjeado dado popularidad y respeto global. Desde el primer momento rechazó y condenó la acción ilegal de Vladimir Putin, y alineó, incluso a la inicial dubitativa Alemania, no solo en condenar tal agresión sino a respaldar todas las sanciones económicas, políticas, culturales y militares contra Rusia para obligarla a detener la guerra.

En el último discurso ante el Parlamento Europeo donde se presentó con la esposa del presidente Zelensky de Ucrania, hizo un contundente llamado para que los beneficios obtenidos por las empresas a raíz del conflicto, bajaran igualmente a la ciudadanía, reclamó el haber fallado al no oír a quienes advertían del talante de Putin, y advirtió que: las sanciones impuestas a Rusia están aquí para quedarse”, no se negocia con ellas, como no se negocia la democracia.

Esta es un líder político, esta mujer dejó el feminismo militante atrás, para demostrar la igualdad de los seres humanos sin distinción de sexo, condición o etnia.