Los escritos que publicaré abordan temáticas de profesionales que han emigrado y buscado mejores oportunidades debido a que en El Salvador no la tuvieron. Antes era la inseguridad, actualmente es por la falta de oportunidades que los profesionales buscan un mejor futuro. Hace poco el presidente Nayib Bukele anunció que necesita de científicos, artistas, filósofos y otras profesiones para que vengan a afincarse en El Salvador e impartir sus conocimientos. Les ofrece muchas oportunidades. Es desde ese anuncio que he indagado de salvadoreños que han triunfado en distintas áreas del conocimiento en el extranjero. Algunos anhelan volver, otros no ven oportunidades.

Es interesante conocer la historia de un salvadoreño que desde 5 años tenía el sueño de ser ingeniero mecánico. La historia de Manuel A. Díaz probablemente comienza cuando sus padres, por razones económicas, deciden sacarlos, a él y a sus hermanos, del Colegio García Flamenco. Por azares del destino, estudiaron en el Instituto Técnico Ricaldone, donde estudió bachillerato en mecánica. Esta experiencia lo marcó de por vida; ya que, después descubrió una pasión por el diseño mecánico. Lo que lo llevó a estudiar Ingeniería Mecánica en la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” UCA, en donde se graduó con honores. Pero, su deseo de desempeñarse como diseñador lo llevó a trabajar (muchas veces ad honorem) como diseñador mecánico con talleres mecánicos y una empresa de micro hidroeléctricas en El Salvador. Claramente, las opciones que tenía eran limitadas. Por lo que comenzó a aplicar a becas. Increíblemente, la embajada responde a su aplicación increíblemente rápido, por lo que decidió aceptar su proyecto de estudiar en Taiwán chino mandarín y una maestría.

En Taiwán, después de aprobar el entrenamiento de chino, logró ser aceptado en la Universidad Nacional de Taiwan (NTU-TaiDa) en el corazón de Taipéi. Díaz manifestó que el primer año de maestría fue duro. Sabía que tenía muchos vacíos de la formación de ingeniería. Pero el nivel de los estudiantes y la exigencia es tan alto, que reprobó el curso de matemáticas aplicadas (Applied Math). Como nunca antes en su vida se sintió tan derrotado. Pero la experiencia le mostró el nivel que se requiere, por lo que los siguientes semestres no tuvo más opciones que redoblar los esfuerzos, no solo compensar el tiempo perdido, sino también no exponer la cancelación de la beca que se había ganado. Al final, este esfuerzo lo llevó a obtener un puntaje adecuado para exonerar tres de los cuatro exámenes de clasificación doctoral. Menciona que el profesor guía, impresionado con los resultados, le extendió una carta de recomendación, no para que aceptaran participar en el examen de clasificación doctoral, sino también para extenderle una beca para continuar un doctorado en NTU-TaiDa.

El profesional exhorta que ese doctorado es probablemente la etapa más dura de su vida. Estuvo lleno de altos y bajos, pero le permitió el tiempo para aprender a reproducir trabajo científico y como construir sobre el estado del arte. Exhorta que probablemente, lo más gratificante de trabajar en investigación es poder comunicar los resultados y exponer las ideas a las críticas de otros expertos. Luego, con esfuerzo y dedicación se graduó con un doctorado (PhD) en Mecánica aplicada en 2015, y como postdoctoral, ha podido contribuir en proyectos de la mecánica relacionados con quantum-gases, bio-medicina acústica, aeroacústica en Taiwán, Francia y Bélgica. El salvadoreño radicado en Bélgica trabaja como desarrollador de software para aeronáutica en el sector privado en ese país europeo.

¿Cómo evalúa la educación universitaria en El Salvador? Difícil pregunta, porque mi perspectiva únicamente abarca el área de las ingenierías y desde una vista desde el sector privado. Por mi formación como ingeniero mecánico fue en la UCA por los años 2003-2008, mi perspectiva es: nuestra educación provee una muy buena base. Aunque incompleta, los docentes lograron guiarnos para cultivar un buen fundamento con el que pudimos tomar retos más altos. Prueba de ello, somos los que salimos a hacer maestrías y doctorados, y hemos logrado insertarnos en diferentes áreas de trabajo de países como Estados Unidos, Taiwán, Noruega y en mi caso Bélgica.

¿Cómo analiza las oportunidades laborales para los profesionales en El Salvador? Basado con lo que he visto con mis compañeros de promoción que optaron por desarrollarse en El Salvador: muy difícil. En El Salvador, las oportunidades para ingenieros son limitadas. En el caso de ingenieros mecánicos, las opciones se limitan a: mantenimiento, diseño e instalación de aire acondicionados y ventas materiales industriales y repuestos. Lo cual no es malo, pero en mi opinión no es ni el 5% de lo que puede contribuir como un ingeniero mecánico. Puedo imaginarme qué gratificante sería para muchos de mis colegas de promoción poder contribuir con proyectos aeronáuticos, automotrices y energéticos de Europa, Estados Unidos y Asia.

¿Hay apoyo en la ciencia en El Salvador? Veo muy poco. Puede que esté equivocado porque no conozco los esfuerzos más recientes, pero debido al poco aprecio que hay por trabajos creativos en ingeniería en El Salvador, me atrevería a decir que: hay mucho menos apoyo para trabajos que tratan de resolver problemas que afectan a toda la humanidad. Recordemos que hacer ciencia significa ayudar a resolver problemas que no tienen o todavía no hay una solución óptima. En mi opinión, el apoyo está desenfocado. En El Salvador hay muchos problemas por resolver. La verdad no se puede resolver todos al mismo tiempo. Pero no veo esfuerzos para concentrar recursos y personas para al menos atacar al menos los más urgentes.

¿Por qué cree que muchos profesionales emigran? Por mejores condiciones laborales, más oportunidades de crecimiento, un trabajo más creativo y emocionalmente gratificante.

¿Usted regresaría a El Salvador para impartir sus conocimientos? Me encantaría, ya lo he pensado, pero los recursos todavía no están allí. Como investigador numérico de la mecánica de los fluidos, dependo de acceso a recursos computacionales de alto orden. La supercomputadora más cercana a El Salvador está en Monterrey, México y, aun así, es una máquina muy antigua (No cuenta con ninguna GPU) y si eso no fuera poco, la velocidad del internet que tenemos en el país no me daría el alcance para descargar peta-bites de data en tiempo razonable. Lo que haría difícil para mí hacer un análisis. Mucho menos cientos de ellos. En otras palabras, regresar ahorita arriesgaría a quedarme estancado y/o quedarme atrás del estado del arte.

Se corrobora el profesionalismo y éxito de Manuel Díaz; sin embargo, acá en El Salvador, por ejemplo, no hay en ninguna universidad en donde se pueda estudiar un título postdoctoral; además, no hay campo laboral de lo que él realiza en el extranjero. En otra publicación conoceremos a otro salvadoreño que ha triunfado profesionalmente en el extranjero.

• Fidel López Eguizábal es docente investigador Universidad Francisco Gavidia flopez@ufg.edu.sv