Se comprueba que en El Salvador hace falta mucho por avanzar para tener una educación cien por ciento virtual y una educación de calidad. La brecha digital impide que el proceso enseñanza-aprendizaje sea óptimo para muchos estudiantes, especialmente en el sector público. Muchos estudiantes podrán tener laptops e internet; sin embargo, les hace falta que un docente los oriente. No todos están listos en la era virtual.

La pandemia covid-19 vino a destapar la caja de Pandora, las deficiencias en muchos ámbitos salieron a flote. Mientras tanto, muchos docentes se niegan a entrar al proceso de enseñanza-aprendizaje de manera virtual.

La educación debe cambiar, no debe ser competitiva, debe eliminarse los exámenes o pruebas (depende la asignatura); la práctica educativa debe centrarse en la utilidad de lo que se está creando o haciendo. Hay otras formas de evaluar el aprendizaje. Se debe buscar que los estudiantes tengan: pensamiento crítico, análisis e interpretación de la teoría. La escuela no debe ser un lugar en donde los docentes repiten o dicten los contenidos y los alumnos escuchan nada más. No se debe estar enseñando como si los estudiantes fuesen robots. Los docentes deben ser líderes y acoplarse a nuevos procesos de enseñanza-aprendizaje.

Lo anterior lo corrobora Kai-Fu Lee, manifestó en el programa Aprendiendo juntos 2030 de BBVA “Estamos enseñando mal a los niños, la educación necesita ser reiniciada, la educación para el futuro de los niños debería centrarse en lo que necesita los humanos, no tienen que enseñar a los niños hacer como la inteligencia artificial, sino que tienen que enseñarle lo que la inteligencia artificial no puede hacer. Deberíamos centrarnos en las tres “C”: curiosidad, pensamiento crítico y creatividad”. La inteligencia artificial, metaversos, etc., son parte del quehacer educativo.

En otros países como Finlandia han eliminado los exámenes, los alumnos se sienten menos estresados. Lo importante es identificar qué aprendieron. Si hay un vacío, se debe explicar o retroalimentar el contenido. ¿Se podría aplicar ese sistema de evaluación en el país? En El Salvador tenemos un sistema educativo que no es inclusivo. Hay miles de escuelas, pero sus pupitres no están llenos. Y, no se trata solo de llenar las aulas, se trata de convertir a los estudiantes en ciudadanos de bien.

Con respecto a la educación moderna, existe los metaversos, la inteligencia virtual, tutores virtuales, etc. Un estudiante de parvularia no puede aprender virtualmente, debe de tener las competencias necesarias para poder codificar la información. Necesita de un profesor que le enseñe: caligrafía, dibujar, pintar, leer y escribir, etc. ese caso no se puede cambiar la pedagogía tradicional por máquinas o tutoriales. Los niños necesitan afecto y socialización. Las tecnologías educativas ayudan, de eso no hay duda, facilitan el aprendizaje; sin embargo, no pueden sustituir al docente.

La situación es crítica al grado que muchos estudiantes están desmotivados para seguir estudiando. Según publicación de El Diario de Hoy (22/12/2022) “Tras dos años de clases no presenciales, en 2023 muchas comunidades académicas le apostaron a tener más clases en aula que vía internet. No obstante, esta apuesta evidenció no solo los vacíos en conocimiento, sino además alumnos desmotivados, lo que representó uno de los retos más grande para docentes y el Ministerio de Educación”.

Es obvio que se debe enseñar a los estudiantes a tener pensamiento crítico, a ser capaces de resolver problemas. En el ámbito universitario muchos estudiantes llegan con deficiencias a las aulas, la enseñanza virtual les ocasionó rezagos en muchos aspectos. Con respecto a los docentes, deben estar constantemente capacitándose. Se debe tener una enseñanza integral: educación física, modelo STEAM, etc.

Los retos modernos van más allá de las tecnologías educativas. Creo que es importante que se les enseñe a los estudiantes valores, a no perder el sentido humano. Muchos estudiantes de lugares recónditos conviven con el sistema antiguo: la escuela, el docente y la pizarra. En las escuelas hay deserción escolar, en los hogares afloran los problemas económicos y mandar a estudiar a los hijos no lo ven como una solución a los problemas. Son muchos retos que se deben superar o erradicar para tener calidad educativa.