Las ceremonias de sacrificios humanos para aplacar a los dioses fueron realizadas por diferentes culturas, hay suficientes referencias de estas prácticas en nuestra región pues tanto Mayas como Mexicas creían que eran necesarias para saciar a sus deidades. En la cultura Azteca hay evidencias de como estas prácticas sangrientas fueron aplicadas a tribus sometidas durante festejos conmemorativos de batallas, como forma de enfrentar catástrofes climáticas o sencillamente para congraciarse con aquellas voraces divinidades a las que se les llegaron a sacrificar hasta treinta mil personas durante un mismo año.

A lo largo de la historia los humanos siempre buscaron a quien cargar culpas y responsabilidades, exculpándose, sacrificando a otros, o sencillamente agradecer beneficios recibidos inmolando a quien se deje. Es así como los animales tampoco escaparon a esta deleznable práctica, que abarca desde conmemoraciones como el “Dia de Acción de Gracias” en el que sufren los chompipes; o, como lo refiere la misma Biblia en el libro del Éxodo 13:13 donde encontramos la entrega de burros en sacrificio.

Por lo tanto, no debe extrañarnos que en pleno nuevo siglo de las luces, los dirigentes del Partido Gran Alianza Nacional se humillen entregando en solemne sacrificio -atado de pies y manos- a un diputado para aplacar la ira del dios de crónicas ancestrales “Baal el Peor”. El pecado del desafortunado legislador fue atreverse a cuestionar a las huestes cian, por hechos ciertos y comprobables, como la falta de aprobación de la Ley Especial para la Protección de Agentes de Seguridad Privada, el retraso en la presentación de la reforma del sistema de pensiones y la demora en la aprobación de la ley que determine cómo votarán los salvadoreños residentes en el exterior en las próximas elecciones. De esta última, el vapuleado, es nada más y nada menos que presidente, hasta hoy, de la Comisión de Reformas Electorales.

Tanto el dios “Baal el Peor”, que reclama la oblación de los infieles, como el partido GANA que se humilla, pretenden redimirse entregando un sacrificado, en esta ocasión, el mismo legislador que para enmendarse y volver al redil terminó reptando, rasgando sus vestiduras mostrando arrepentimiento. Todos pasaron por alto, como es usual en asuntos constitucionales, el Art.125 Cn que establece que los “Diputados representan al pueblo entero y no están ligados por ningún mandato imperativo. Son inviolables, y no tendrán responsabilidad en tiempo alguno por las opiniones o votos que emitan”. Esto significa que según la Ley Fundamental los diputados no representan los intereses del partido político que los postuló, sino que representan al pueblo entero y están en la obligación de velar por sus intereses, defendiendo sus derechos en la legislatura.

Esta aborrecible intolerancia del Régimen de Bukele de amenazar y defenestrar a propios y aliados acusándolos de “Caballos de Troya” o “quintas columnas”, pretende acallar cualquier crítica, lo vimos cuando aplastaron y desecharon a los legisladores que se atrevieron a reunirse con el opositor Roy García; o en la manera con la que extrañaron a Rogelio Rivas, quien fuera Ministro de Gobernación; o a Juan Pablo Durán ex presidente de BANDESAL; en el brutal trato carcelario que recibe Muyshondt, ex alcalde de San Salvador, quien también fuera su estrecho aliado; o su abogada personal Berta León obligada al exilio, todos condenados por el oscurantismo al haber externado matices.

La prepotencia, ceguera y sordera del Régimen de Bukele no atiende las señales de alerta de sus propias filas; desprecia la crítica de partidos opositores, ignora el análisis y propuestas de tanques de pensamiento de cualquier naturaleza, rechaza opiniones de organizaciones de la sociedad civil; evade los hallazgos de sendas investigaciones periodísticas que deberían constituir indicios para investigaciones institucionales; desecha la experiencia y consejos de gobiernos amigos y de instituciones internacionales; ahí solo cabe la complacencia e idolatría a la tozudez del líder. Fenecen en el olvido la construcción del puerto en el Atlántico de Guatemala para un canal seco con el puerto de Acajutla; el Satélite Cuscatlán, el Hospital Rosales, el Tren del Pacífico y la reubicación de todas las familias afectadas, el aeropuerto en La Unión y todos los problemas comunales que atrae; la reforma de pensiones; la reforma fiscal progresiva, el FODES de las alcaldías, la reactivación del agro y del café; mientras, el pueblo salvadoreño es entregado en sacrificio por el desempleo, los desalojos, la migración forzada y el hambre de una canasta básica inalcanzable.