Con unas 725 mil muertes anuales, el mosquito es el animal más mortífero de la tierra. Sin embargo, la mayoría de nosotros nos aterrorizamos ante la presencia de un tiburón, que solamente causa 10 muertes anuales. Al minúsculo mosquito, lo observamos con desdén, como una simple molestia que nos arruina una tarde de lectura en el jardín.

Existen más de 3,500 especies de mosquitos y se encuentran en todas las regiones del planeta con excepción de la Antártida. El mosquito es una de las especies del mundo animal con características biológicas que lo hacen extremadamente adaptable y capaz de sobrevivir en una amplia gama de condiciones ambientales y con ello expandir su destrucción geográfica y colonizar nuevos ecosistemas.

El desbalance provocado por el humano en su interacción con el planeta ha provocado esto. El aumento de las temperaturas y los cambios en los patrones de precipitación a nivel global están favoreciendo que algunas especies puedan sobrevivir y reproducirse en nuevas áreas geográficas. Especies como el mosquito tigre asiático (Aedes albopictus) y el mosquito de la fiebre amarilla (Aedes aegypti) se han adaptado a climas más templados y están expandiendo su rango de distribución en Europa y otras regiones.

Otro factor que incide en la expansión del mosquito es la urbanización y los ambientes humanizados. Muchas especies de mosquitos, como el que afecta actualmente a nuestro país con la enfermedad del dengue, aprovechan los recipientes artificiales y la acumulación de agua para reproducirse. La deforestación y alteración de ecosistemas también propicia la presencia de mosquitos. La destrucción de hábitats naturales, como bosques tropicales, ha obligado a especies de mosquitos a adaptarse a entornos más humanizados. Finalmente, el transporte y comercio global han facilitado la dispersión accidental de huevos y larvas de mosquitos a nuevas regiones.

Esta invasión abrumadora del mosquito representa un desafío creciente en términos de salud publica y control de enfermedades transmitidas por estos vectores.

¿Pero que debería hacer el Ministerio de salud para proteger a los salvadoreños del animal más mortífero del planeta?
Según entomólogos y expertos de salud pública, la actividad más importante es la vigilancia y monitoreo continuo de las poblaciones de mosquitos. Esto es algo que se ha descuidado en El Salvador, a pesar de que el país logró erradicar la malaria gracias al trabajo constante de años.

Es necesario que se refuercen los programas de vigilancia y monitoreo, especialmente de especies vectoras como el Aedes aegypti. Esto permitiría detectar tempranamente su presencia y expansión en nuestro país.

En la actualidad, la ciudadanía no dispone de información básica e indispensable para protegerse de manera individual, como familia y en la comunidad. El Ministerio de salud no ha informado sobre los municipios más afectados por casos de dengue, ni ha proporcionado datos sobre la distribución demográfica de los casos, los niveles socioeconómicos u otra información fundamental. La transparencia en la información sanitaria es fundamental para poder mantener niveles óptimos de salud. Es necesario que este ministerio proporcione información clara y oportuna a la población sobre la situación epidemiológica del país. Esto permitiría a las personas tomar medidas adecuadas para protegerse y contribuir a la prevención y control de enfermedades transmitidas por mosquitos.

Otra de las actividades importantes que el MINSAL debe implementar “seriamente” es el control integrado de mosquitos. Adoptar estrategias de control integrado que combinen métodos físicos, biológicos y químicos para reducir las poblaciones de mosquitos de manera sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Simultáneamente, implementar medidas de saneamiento ambiental, como el drenaje de aguas estancadas y la eliminación de criaderos potenciales, para limitar los sitios de reproducción de los mosquitos.

Aunque comprendemos que se nos quiere ciegos y corderos, la educación y participación comunitaria es imprescindible en esta lucha contra el mosquito. Es absolutamente necesario desarrollar campañas de sensibilización y educación pública para que la población pueda identificar y eliminar criaderos de mosquitos en sus hogares y comunidades. El fortalecimiento de las comunidades a través de la organización e información es una obligación de los líderes de la salud pública en nuestro país. Así como lo es, desarrollar planes de acción que tengan en cuenta los efectos del cambio climático e invertir en investigación para comprender mejor cómo el cambio climático está afectando la distribución y abundancia de los mosquitos.

Ya basta de las películas de helicópteros tirando humo a diestra y siniestra. ¡Seamos serios MINSAL!