Por doquier se observa a niños y jóvenes entretenidos con el celular. Eso quiere decir que esas pantallas van ganando la batalla. La lectura va quedando en segundo lugar o en otro nivel. Es preocupante que en esta postmodernidad se observan a más personas encorvadas, no por leer libros, sino entretenidas en el mundo de las redes sociales u otras trivialidades. Todos buscan un like o estar pendientes de las notificaciones.

Sobre las pantallas el investigador Michel Desmurguet mencionó “Las pantallas tienen consecuencias en lo que viene a ser la humanidad de nuestros hijos y la nuestra, en general, nos vuelve menos humanos, tiene efectos muy negativos en nuestra inteligencia en el sentido intelectual como decíamos en el lenguaje, en nuestros conocimientos y en la capacidad de concentración”. Se comprueba, entonces, que el lenguaje disminuye.

Esas pantallas acarrean muchas consecuencias negativas como falta de concentración, los niños y jóvenes ya no son tan sociables, etc.; por lo tanto, los padres de familia deben de supervisar lo que ven sus hijos, o, en definitiva, restringirles el celular. Las pantallas contribuyan, en algunos casos, al aprendizaje, al saberlas utilizar pedagógicamente. Sin embargo, son muchas horas las que pasan conectados. Ya no leen.

Se comprueba que el desempeño académico es negativo cuando los alumnos están entretenidos con los celulares, mientras que el docente explica un tema. Los alumnos ya no razonan, no saben interpretar una lectura o un dictado. Se demuestra que entre más estén conectados a las pantallas disminuye el léxico. Además, los estudiantes pierden la habilidad para redactar un documento, carta, ensayo, etc. Con respecto a los niños de dos años en adelante, se vuelven adictos, se la pasan con su dedito deslizando la pantalla buscando entretenimiento.

Es oportuno que en los centros escolares y universidades regulen el uso de todo aparato que distraiga el proceso enseñanza-aprendizaje, especialmente cuando se está en el salón de clases. Se comprueba que el aprendizaje queda a un lado cuando alguien interactúa en internet. Ojalá fuese para estar investigando un tema. Se comprueba que en El Salvador se han obtenido a través de pruebas resultados negativos en diferentes áreas del conocimiento, lectura y matemática. ¿Están prestando atención los padres de familia en el tiempo que pierden los hijos al pasar enfrente de las pantallas?, ¿los docentes colaboran en restringir el uso de los celulares en los centros educativos?

Cuando realicé la tesis para graduarme de Licenciado junto con unas compañeras, nos enfocamos en una investigación sobre la incidencia de la televisión en los programas pornográficos, violentos en los medios de comunicación, específicamente en la televisión. Fue entonces cuando comprobamos que esos programas hacían daño, especialmente a los niños. Cuando solo existía la televisión, pasábamos 5 o más horas enfrente de esa pantalla. En la actualidad son más horas en las que se pierde el tiempo en las redes sociales, videojuegos y otros distractores.

Entre otros aspectos negativos del uso de las pantallas están: los niños no socializan, se evidencia obesidad y la capacidad de atención y el procesamiento cognitivo. Las pantallas son adictas, los niños y jóvenes se enojan cuando no pueden acceder a ellas. Por eso, menos pantallas, más libros.

Con respecto a la lectura de libros, mientras más se lea, aumenta el acervo lingüístico, aumenta la inteligencia emocional. Esas son las bondades cuando leemos, cuando prestamos atención a lecturas que nos ayuden a tener un acervo cultural mucho más amplio. Mientras más se lea, más aumenta el raciocinio, la lectoescritura y la comprensión lectora. Es importante que en cada escuela haya una pequeña biblioteca, lo ideal sería que se creen clubes de lectura. La misión es que se estimule la importancia de leer.

Se comprueba que con leer las personas se vuelven más inteligentes. Se puede leer actualmente en variadas plataformas o modalidades, no solo un libro físico. Es relevante alimentar cada día el conocimiento. Es importante que se tenga a más infantes y jóvenes aprendiendo a través de libros. La idea es incentivar desde el hogar a que los hijos lean. Los padres de familia deben leerles a sus hijos cuentos, leyendas, fábulas, entre otras lecturas entretenidas.

Los docentes, no importa el nivel educativo, deben de supervisar el uso de los celulares en el aula. Ya se comprobó científicamente que la televisión, los videojuegos y el uso de las redes sociales interfiere en la concentración. En conclusión, mientras más leamos, aumenta el lenguaje, el léxico y la inteligencia; mientras que, entre más pasemos conectados a las pantallas, se obtiene menos habilidades lingüísticas y de concentración. Es importante despojar a los niños el celular, ya basta. Es mejor brindarles un libro.

Fidel López Eguizábal es docente investigador Universidad Francisco Gavidia
flopez@ufg.edu.sv