En Argentina hay un nuevo heraldo de la modificación radical de la situación (‘Usaré la motosierra’, ha gritado hasta el cansancio) y se llama Javier Milei. En las elecciones primarias recientes quedó en primera posición. Sergio Massa, el candidato del peronismo (que gobierna en este momento y en el que Massa es ministro de Economía), quedó en tercer lugar. El segundo lugar lo ocupó Patricia Bullrich, candidata conservadora que también quiere desarmar el aparato estatal.

Es claro que la correlación de fuerzas político-electoral ya cambió y su signo es conservador, aunque ‘se venda’ como ultraliberal. Y es que todas sus banderas son conservadoras y el mote de ‘liberal libertario’ no expresa, en el caso de Milei, lo que en realidad es: un capitalista salvaje.

En los casi dos meses que restan para las elecciones, se producirán nuevas modificaciones en el imaginario colectivo, y es probable que sea Bullrich quien vea mermada su captación electoral, porque de lo que se trata (para Milei) es de derrotar a Massa (y al peronismo como simbolismo político que es) y para eso debe succionar votos de Bullrich. ¿O se dará al revés? ¿O correrán juntos sin rozarse?

Aunque Milei se presenta como una novedad, lo cierto es que no lo es, este señor es un fanático convencido de la ‘mano invisible’ del mercado, de la que habló en su tiempo Adam Smith. En las innúmeras ocasiones que le han preguntado por su programa ‘motosierra’, es decir, acerca de lo que hará si gana la presidencia, en ese su estilo deschavetado y de niño malcriado enuncia que acabará con varios ministerios ‘sociales’, dolarizará la economía, mandará al bidón de la basura todo lo relacionado con las políticas de la memoria y la búsqueda de justicia por las atrocidades del régimen militar argentino de 1976 a 1983. Y así, se despachará, dice, cualquier institución, iniciativa o ley que pretenda justicia social.

Ese es el señor Milei, que en absoluto oculta sus pretensiones y, por el contrario, sus posturas extremas las luce como medallas. ¿Cómo ha llegado hasta este momento en el que podría ser presidente de Argentina? ¿Cómo es que ha escalado en la opinión pública y ganado la aquiescencia de un sector —¡7 millones de votos!— que ve en él al ‘salvador’?

Una lectura fácil sería decir que esos 7 millones de votantes están confundidos y han tomado un camino de espinas que los sangrará. ¿Y qué de la impericia política del actual gobierno argentino? El asunto es que otro segmento de millones votó por Juntos por el Cambio (cuya cabeza emblemática es Mauricio Macri, quien gobernó entre 2015 y 2019) y no es poco: 6 700 000. En cambio, Sergio Massa, peronista, solo sacó 6 000 000 de votos (y tal vez para el balotaje habría que agregar 1 300 000 votos que obtuvo Juan Grabois, el otro precandidato peronista). Sin embargo, la suma de La Libertad Avanza (el partido político casi sin estructura organizativa en el interior argentino), de Javier Millei, más lo de Juntos por el Cambio suman 14 000 000 de votos. Ese es un escenario electoral difícil de remontar.

De ahí que Mauricio Macri, el tótem político de Juntos por el Cambio, dijera la noche en la que se anunciaron los resultados electorales de las primarias, que estaba planteado ‘un cambio profundo como el que nunca existió’, y para eso inovcó la sumatoria de votos de La Libertad Avanza y de Juntos por el Cambio

Si Argentina recala en un regreso al pasado, que ya mostró las graves heridas que puede causar y que en esencia eso es lo que plantean y significan Milei y Bullrich —encaramados en dos buques de nombres equívocos: La Libertad Avanza y Juntos por el Cambio—, pues el panorama para los sectores populares, que en buena medida han votado a Milei y a Bullrich, se avizora negro, porque esas propuestas van contra los proyectos sociales que dimanan del Estado.

De salir el peronismo del gobierno es muy seguro que un largo período de luchas político-sociales se abrirá. Porque la motosierra de Milei (o la de Bullrich, que también tiene la suya), no avanzará sin resistencia social. Eso lo sabe Milei, pero al parecer no le importa, porque ha dicho que irá hasta el fin en el cumplimiento de sus objetivos.

Este tipo de formulaciones excesivas llevan directo al puerto de la inestabilidad política. Lástima que se ocupen las elecciones para aplastar a los adversarios y arrasar con las conquistas sociales, no han entendido (o les sale sobrando) que vivir en democracia es mucho más que votar.