En todo régimen democrático es fundamental la oposición al gobierno, así como también la resistencia. La oposición es de naturaleza política, porque busca el poder político a través del sistema electoral, y por su parte la resistencia es esencialmente de naturaleza cultural, se refiere a valores, ideología y costumbres. La resistencia no se prepara para ejercer el gobierno, pero puede ocurrir el fenómeno político, que un sujeto que pertenezca a la resistencia pase a formar parte de la oposición al gobierno. El gobierno es una forma específica del poder político; cuyo funcionamiento y dinámica está sumergida en las instituciones del Estado.

El gran problema político es, que hay sujetos que dicen pertenecer a la oposición política, pero dicha idea ronda únicamente en su mente, porque no existe una oposición política organizada en forma sistemática, y lo que es peor aún, no existe la capacidad para formular dicha oposición. Estratos claves de la sociedad no apoyan la iniciativa que en las reglas del juego político e institucional definan el espacio para el surgimiento de una oposición política al gobierno.

En las redes sociales y en algún otro programa televisivo aparecen sujetos que pretenden atribuirse liderazgos que no les corresponden para lograr esa finalidad, con exposiciones varias y contradictorias, en las cuales queda demostrado que no están preparados para el manejo de los asuntos públicos, y mucho menos para ser contendientes del candidato oficial a la Presidencia de la República.

Por otra parte, estos participantes carecen del perfil para ganar una elección presidencial, así como también no se presentan con una bandera política identificada, tampoco son líderes, más bien parecen ser cabecillas portadores de necesidades de corto alcance, que desaparecen en el transcurso del tiempo, también tienen la función de ser comentaristas sobre temas políticos, no alcanzando la calidad de analistas que logren construir una oposición política seria y bien articulada, que tengan la capacidad para enfrentar al partido político en el gobierno.

El líder político se hace en la práctica, no es cuestión de improvisaciones sin análisis bien estructurados, para que lo que propongan tenga sentido político. Lo que plantean los comentaristas contrarios al gobierno carecen de criterios de racionalidad en la explicación de la situación, y de acciones políticas para cambiar las decisiones del gobierno.

Falta algo más que decir, que los comentaristas aludidos carecen de capital político propio para ganar elecciones, puesto que carecen de las estructuras electorales que se requieren para ganar una elección, así mismo de apoyos de financistas formales y serios que los apoyen, puesto que una competencia electoral requiere de inversión, recursos materiales y humanos.

La subvaloración de las deficiencias en las participaciones, que dicen ser dirigentes de oposición política, más bien son opositores al gobierno y tal vez, resistencias al poder. En vista de no aclarar tales extremos, destacan la ambición personal, y no los intereses nacionales, y no saben que los asuntos del poder no se compiten a medias con los oponentes, y no se trata tampoco de explorar posibilidades, esa es una de las razones del porque los proveedores electorales no arriesgan en una inversión de esa naturaleza.

El apoyo ciudadano es la base de la fuerza de militantes y simpatizantes que juntamente con la alta capacidad de organización para administrar el Estado, es el capital político que administra el futuro candidato del partido oficial que ha demostrado tener una alta capacidad operativa significativa de una buena correlación entre las decisiones y las acciones, y entre resultados esperados y alcanzados. Administrar el apoyo electoral inicial es un punto clave en cualquier estrategia de gobierno, apuntalado por la popularidad que los ciudadanos adjudican al candidato por ganarse la voluntad y la simpatía para cumplir con el proyecto político y así mejorar el bienestar colectivo.

Desde la desarticulación de los partidos tradicionales, no han logrado su recomposición en sus cuadros políticos, sus intervenciones son débiles, y además muchos militantes han desertado de sus filas partidarias, desilusionados por la conducta política de sus dirigentes, el contenido de su mensaje y la forma de transmitirlos están abrigados por la incertidumbre y no contiene consistencia, credibilidad y coherencia, la oposición política es un misterio que cuando desaparece, solo queda el poder.