La noción de justicia, que tienen las personas es variada, y todo dependerá del entorno en donde se ha crecido, un ejemplo de ello lo vemos con ciertos parientes e hijos de altos funcionarios públicos que gozan de beneficios especiales que no tiene el resto de la población de modo que con los impuestos de los contribuyentes acceden a seguridad privada, a un seguro médico hospitalario, por tanto no hacen largas filas para ser atendidos hospitales públicos y en cierto modo también eluden controles estatales. Nunca les veremos esperar por una solvencia municipal, antecedentes penales o solvencia policial, enos les veremos hacer una fila para obtener su DUI, de modo que le noción de justicia para esta clase de ciudadanos podría ser a la carta e ipso facto.

También tenemos ciertos jóvenes que crecen en lugares de escasos recursos, pero por falta de controles de los padres más el entorno violento, se pierden en malos caminos y rápidamente escalan en su comunidad sembrando terror, extorsión y asesinatos, de modo que la justicia para ellos es acortar el camino y obtener lo que creen que merecen sin mayor sacrificio, también existen aquellos ciudadanos que son temerarios y no les importa pasar por encima de los demás.

Pero también hay otra clase de ciudadanos muy poderosos (poder económico de toda clase y político de toda clase), estos son los que están sobre la ley, los tribunales, los jueces y los fiscales a los que la justicia se les confecciona desde sus despachos. Ahí se decide quién vive y quién muere, quién va a la cárcel y quién no, a quién quiebran económicamente y a quien debilitan políticamente, qué periodistas llevarán la pauta y a qué periodistas se les aplicará la proscripción, es decir están por encima del resto de la población y la única justicia que vale para ellos es el poder de un arma y la construcción de una red influencias.

De manera que en la tierra son poderosos y hasta cierto punto intocables, pero hay una justicia que no pueden comprar y que tarde o temprano tendrán que dar cuentas, y esta la justicia de Dios. En el Salmo 73 el composiciones musical Asaf, escribe así “Ciertamente es bueno Dios para con Israel, Para con los limpios de corazón. En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos. Porque no tienen congojas por su muerte, Pues su vigor está entero. No pasan trabajos como los otros mortales, Ni son azotados como los demás hombres. Por tanto, la soberbia los corona. Se cubren de vestido de violencia. Los ojos se les saltan de gordura; Logran con creces los antojos del corazón. Se mofan y hablan con maldad de hacer violencia; Hablan con altanería. Ponen su boca contra el cielo, Y su lengua pasea la tierra. (Salmo 73:1-9)

Asaf comienza este salmo con una simple declaración de la bondad de Dios para con su pueblo y con los de limpio corazón, pero da entender como si Dios no hace nada en contra de los arrogantes, poderosos y malvados, entonces de ¿qué sirve ser bueno? Si los malvados prosperan con mayor rapidez, vemos a los sinvergüenzas hacerse ricos y a los políticos cambiar de domicilio en residencias de lujos.

Incluso los delincuentes suben como la espuma y al parecer son invisibles a las autoridades y como si la justicia solo persigue a los hombres inocentes, sin embargo Asaf, no está enalteciendo a los malos ni menguando la justicia de Dios, sino que está describiendo el fin de los arrogantes y poderosos, en otras palabras las riquezas y el poder son pasajeras y vanidad, pero los valores como la honestidad, la recta razón y el justo proceder son valores que no tienen fin y que incluso después de la muerte acompañan a su autor. Asaf concluye así. “Ciertamente los has puesto en deslizaderos; En asolamientos los harás caer. ¡Cómo han sido asolados de repente!

Perecieron, se consumieron de terrores. Como sueño del que despierta, Así, Señor, cuando despertares, menospreciarás su apariencia” (Salmo 73:18-20)