La madrugada del domingo 30 de abril pasado Juan Carlos Francisco Alvarado Baños, de 44 años de edad, murió arrollado en el kilómetro 4 del bulevar del Ejército, en Soyapango. Por el hecho es procesado un joven de 25 años que conducía a excesiva velocidad. Juan Carlos es una de las 604 personas que murieron en accidentes de tránsito en los primeros seis meses de este año.

El informe semestral del Observatorio Nacional de Seguridad Vial del Fondo para la Atención de las Víctimas de Accidentes de Tránsito (FONAT) señala que de enero a junio de 2023 en el país ocurrieron 8,727 accidentes de tránsito que dejaron 604 muertos y 5,257 lesionados. Entre las personas fallecidas el 36.3 % murieron atropellados y el resto producto de choques, colisiones o vuelcos. Llama la atención que, de los 604 muertos, 253 eran motociclistas, 218 peatones, 129 conductores de vehículos automotores o pasajeros en los mismos y cuatro eran ciclistas.

Respecto al año 2022, en el mismo período, las cifras son similares, aunque el año pasado en ese mismo período se registraron 654 fallecidos; es decir 50 muertos más. No obstante, la cantidad de accidentes se ha incrementado, pues el primer semestre de 2022 registró 8,425 accidentes y el pasado semestre contabilizó 8,727. También han aumentado los lesionados, pues de enero a junio del año pasado hubo 4,968 y el semestre pasado 5,257.

Las cifras asustan. La cantidad de personas que mueren o que resultan lesionadas a diario nos debe preocupar a todos. Diariamente un promedio de 4.23 salvadoreños han muerto este semestre en accidentes viales y 48.2 resultaron lesionadas a diario, muchas de ellas quedan lisiadas para el resto de su vida, cuando aún son entes productivos. Los datos del FONAT revelan que desde 2015 hasta junio pasado un total de 10,794 salvadoreños murieron en accidentes, lo cual da un promedio de 1,269 muertos por año equivalente a 3.5 fallecidos a diario.

Es muy preocupante que la tercera parte de los muertos en accidentes sean peatones que han sido víctimas de arrollamientos. En la mayoría de los casos por imprudencia de los conductores y en algunas situaciones por la imprudencia de las mismas víctimas. Las estadísticas señalan que en lo que va del año la mayoría de los fallecidos eran personas jóvenes cuyas edades oscilaban entre 19 y 30 años, muchos de ellos estudiantes, trabajadores y padres de familia.

Las causas de los siniestros viales continúan siendo las mismas de siempre. En primer lugar se ubica la distracción del conductor generalmente vinculado con el uso del teléfono celular o al hecho de no ir concentrados al volante, le sigue la invasión al carril contrario lo cual se da por la falta de pericia o lo intrépido de los conductores, en tercer lugar se ubica el irrespeto a las señales de tránsito lo cual es producto del desconocimiento de las leyes de tránsito y del abuso o soberbia de las personas tras el volante. Otra causa no menos importante es el conducir bajo los efectos de bebidas embriagantes y/o drogas. Otras causas cotidianas de accidentes son el mal estado de los vehículos, la imprudencia de los peatones, las fallas mecánicas, el mal estado de las vías, las sobrecargas y la falta de pericia.

Esto último, la falta de pericia al volante, es muy preocupante. Las leyes de tránsito obligan a todo conductor de cualquier tipo de vehículo a tener licencia adecuada para conducir. Dichas licencias son extendidas, con aval del Estado salvadoreño, por Sertracen, luego que ellos evalúan a los interesados o que las escuelas de manejo han certificado que el aspirante ha pasado por todos los exámenes periciales pertinentes. Para ser honestos hay que decir que muchas escuelas son deficientes y que los exámenes no son los adecuados. El Estado debe ser más rigorista en cuanto a la entrega de las licencias de conducir. Debe haber más supervisión sobre las escuelas de manejo, hay algunas que cobran caro por el examen práctico el cual hacen en calles rectas que miden menos de cien metros y utilizando vehículos inapropiados.

Recientemente el Viceministerio de Tránsito reveló que casi el 50 % de los motociclistas carecen de licencia de conducir lo cual convierte al Estado en excesivamente tolerante, porque nadie sin licencia debería salir a las calles manejando sin autorización. Si no tienen licencia es porque probablemente no saben conducir o porque son irresponsables y si son irresponsables con las leyes muy posiblemente también lo sean con sus vidas o la de otros.

Todo vehículo que sea conducido por una persona ebria o sin licencia debe ser decomisado y el conductor sancionado con severidad. Claro que alguien puede salir de emergencia y olvidar la licencia, pero se le debe de dar un tiempo de espera para que demuestre que tiene licencia o el sistema mismo debe registrar si carece de la misma. Con ellos es muy probable que se eviten muchos accidentes. Recordemos que el 42 % de los muertos en accidentes eran motociclistas y que muchos de ellos no tenían licencia.

La mejor estrategia para evitar los accidentes viales pasa por garantizar el buen estado de nuestros vehículos, así como conducir con conciencia respetando a los peatones y a los otros conductores, siempre a la defensiva y con mucha cortesía respetando las leyes de tránsito. Hay que darle valor a la vida. Conducir es un privilegio y un vehículo es una potencial arma con la que podemos matarnos y, peor aún, matar a otros o dejar lisiados para toda la vida a cualquier persona. Los salvadoreños debemos armarnos de paciencia, tolerancia y responsabilidad a la hora de manera. Salvemos vidas, manejemos con responsabilidad.