La semana anterior causó estupor la desfachatez de la perversa Comisión Legislativa de mayoría gubernamental, conminando al sacerdote Andreu Oliva Rector de La UCA a caminar descalzo por el valle infectado de serpientes. La #ComisiónFachada que dice “investigar” el uso de fondos públicos asignados a ONG se niega a investigar los casos de entregas a las ONG de diputados en el ejercicio del cargo. Esta inquisición solo pretende distraer la opinión pública en temas como los desaparecidos, los casos de corrupción de este gobierno ampliamente documentados en sendos expedientes formalmente presentados por la CICIES, la crítica situación económica o la falta de un informe de logros de Bukele en su costosa y multitudinaria visita a Turquía.

Esta universidad jesuita, fundada con mucho esfuerzo, inició en el país el 15 de septiembre de 1965. Es una corporación de utilidad pública de fe católica empeñada en el avance cultural y el desarrollo económico y social desde el espacio privado; en aquella época, la UCA se combinó con la única institución nacional de educación superior: la Universidad de El Salvador. En 1966, la UCA abrió el primer ciclo en los locales de la antigua Iglesia de Don Rúa del barrio San Miguelito en San Salvador, inaugurando las carreras de Economía, Administración, Electrónica, Mecánica y Química. En 1967, por un corto periodo, compartió espacio en el Colegio Externado San José y se instaló definitivamente en 1969, a partir de créditos bancarios, en el amplio campus universitario que hoy conocemos.

Ante la evidente ignorancia y perversa intención de los honorables diputados de esa flamante comisión “investigadora”, vale recordar que en todo el mundo es usual que las universidades públicas y privadas contribuyan desde su experticia con las autoridades gubernamentales especialmente en áreas educativas. La UCA a partir de 1969 con la apertura de las carreras de Filosofía, Psicología, Letras, y Ciencias, aportó en la transformación del sistema educativo del país; en ese mismo periodo amplió la formación específica de profesores de educación media, letras y ciencias. Por lo tanto, es legítima la ejecución de programas en apoyo al sistema educativo nacional por requerimiento de las autoridades del Ministerio de Educación a lo largo de varios lustros con distintos gobiernos, constituyendo un extraordinario aporte para superar muchas de las deficiencias crónicas del sistema.

El sacerdote Oliva es un destacado profesor universitario, ingeniero, administrador, filósofo y teólogo que fungió como párroco en Honduras, vicerrector de la UCA en Nicaragua, coordinador de la Red Ignaciana de Emergencia y Solidaridad (RIDES), Ecónomo Provincial de la Compañía de Jesús para Centroamérica; vicerrector de Proyección Social durante tres años antes de asumir la rectoría de la UCA en 2011. Además, es un gran ser humano comprometido con la educación superior y las causas nobles y justas de este sufrido pueblo salvadoreño.

Por ende, la saña en el trato cínico e irrespetuoso a la dignidad de una persona que ha contribuido tanto con el país es intolerable y debe ser denunciado y rechazado con firmeza; también debe denunciarse la extralimitación en las competencias de la #ComisionFachada, que habiendo recibido de manera documentada y exhaustiva toda la información requerida al Rector, y al no encontrar irregularidad alguna, sobrepasó su mandato institucional de investigar el uso de fondos gubernamentales, dedicándose maliciosamente a requerir y distorsionar asuntos administrativos de esa universidad, fuera de su competencia.

Al igual que con el asesinato de los sacerdotes jesuitas y sus colaboradoras, o del mismo Santo Romero, el propósito de las diferentes dictaduras que ha padecido el país es intimidar voces críticas disonantes, aplastar cualquier forma de crítica u oposición con la velado amenaza de mancillar la dignidad de prominentes figuras éticas; bajo ese abuso del poder cualquier mortal, sea dirigente sindical, activista social, ONG, periodista u opositor, pueden ser despedazados mediáticamente, encausados penalmente, por el amaño de ignorantes hordas con investidura legislativa, combinadas y articuladas con feroces jaurías mediáticas auspiciadas por la institucionalidad gubernamental que operan solapadamente desde el anonimato de las redes sociales.

La UCA y el Rector Oliva cuentan con la legalidad y legitimidad propias de la autonomía universitaria, también gozan de sólida credibilidad nacional e internacional. Ser tratados como enemigos por un régimen voraz, insaciable en someter a su capricho a cualquier institución democrática solo fortalecerá más su incidencia en la sociedad. Mi reconocimiento a la UCA y a sus autoridades cuya coherencia por décadas les ha costado vidas.