La semana que concluye se desborda de noticias mundiales, puntuales todas, que de una u otra forma afecta nuestra propia existencia como nación o como individuo. Unas muy inquietantes como por ejemplo la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Reino de España, para un tercer periodo. Nada anormal cuando todo es normal, pero es que esta investidura ratifica el temor íntimo del filósofo español José Ortega y Gasset quien expresó en su libro La España invertebrada, publicada en 1921, que España era un país desarticulado, en esencia, por tres razones; la primera, el fanatismo, el dogmatismo, el atrincheramiento religioso o político; la segunda, el particularismo, la diferencia del otro, como el separatismo catalán (observamos que con trágica realidad, se expresa en estos momentos y, finalmente, lo que denominó el defecto del alma nacional, el odio al mejor, la rebelion de las masas, que es el fracaso hispánico, concluyó el filósofo).

Ahora, esa masa contradictoria y destructiva se encuentra en el poder y va tras lo más odia: la monarquía, el orden, el progreso, la armonía y la estética nacional. Ha sido el triunfo de lo grotesco y arabesco, como tituló Edgard Allan Poe, uno de sus cuentos de terror.

Otro acontecimiento que conmueve a la civilización ha sido, por supuesto, las consecuencias de la respuesta de Israel a la masacre realizada por el grupo terrorista palestino Hamas, contra civiles no combatientes en territorio israelí, el pasado 7 de octubre. La reacción del gobierno, fue la que tenía que ser: inmediata, implacable y determinante; penetrar la Faja de Gaza para extirpar el cáncer destructivo del terrorismo, ejercer el derecho esencial de cualquier pueblo a darle continuidad a su existencia, contra un enemigo cuyo fin anunciado ha sido la destrucción del estado de Israel y con ello, los valores y cultura que le dan razón de ser al mundo occidental.

Hasta las arenas del mar Mediterráneo, debería ser el accionar de Israel, hasta neutralizar la perversa organización Hamas, para garantizar su seguridad y, la paz con el pueblo palestino . No obstante, y he aquí el desconcierto, luego de muy pocos días del estupor inicial ante la cobarde masacre del 7 de octubre, los principales medios de comunicación, muchos gobiernos democráticos y demasiados incautos y otros menos, pero igual de cobardes o perversos, han hecho olvidar el origen de la ocupación militar israelita en Gaza, el bombardeo puntual sobre blancos militares de Hamas, la evidenciación de la red de túneles con fines militares construídos por los terroristas bajo escuelas, hospitales, viviendas donde ocultan armas combatientes y rehenes, se dice que construidos por los chinos.

No es por azar tal actitud, va en concordancia con lo que sucedió en España y la traición de Pedro Sánchez a la Constitución y el orden democrático. Es la Rebelión de las masas. Desde Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, pasando por el Canciller de la de Unión Europea, el español Josè Borrel, antiguo Canciller de España en tiempo del fatídico Zapatero, han tomado partido abiertamente, por Hamás, aunque ello signifique y conlleve, la propia destrucción de Europa en tiempo definido, por parte del islamismo militante.

Una invasión de la Franja de Gaza muy particular, pues avisa con anterioridad sus acciones para que que los civiles se retiren de las zonas a bombardear, hace pausas para su desplazamiento hacia zonas seguras, y gestiona la libertad de los rehenes capturados. Hay que dejarlo claro, el triunfo politico y militar de Hamas, si lo fuere, es un peligro no solo para Israel sino para los países árabes, incluso para Catar, que los ha financiado y protegido, a cambio de su paz interna.

Finalmente, la semana concluyó con el impactante e indiscutible triunfo presidencial de Javier Milei el pasado domingo, que rompió la larga tiranía subliminal, corrupta y populista de los Kirchner. Los diarios proge lo califican de extrema derecha, término que hoy es dificil de encasillar, sobre todo si lo esgrimen los buenistas del mundo. Yo, espero que como en El Salvador, guardando las distancias, sea para el bien de su nación y nuestra región.