Siempre me llama la curiosidad cuando se ejecutan acciones para recomponer la caótica situación del centro histórico y de las áreas centrales de San Salvador. En estos días ha iniciado una más. Lo poco que se sabe es que se trata de una acción de amplio espectro.

Sin duda que el hecho de haber desalojado de la calle Rubén Darío a todos los puestos de ventas diversas que se habían tomado aceras y parte de la calle, de algún modo está asociado el hecho que comporta la edificación, que construirá la cooperación de China, que alojará a la Biblioteca Nacional ‘Francisco Gavidia’. De ahí que, desde el primer día que se autorizó el ingreso (a pie y en vehículo) por la calle Rubén Darío, he ido a tomar contacto con la nueva situación que se ha generado.

En la década de 1980, cuando el demócrata cristiano, José Antonio Morales Erlich, era el alcalde de San Salvador, se constituyó el paseo peatonal de la calle Arce. A los pocos años, aquello terminó en lo que ahora se observa: instalación de puestos permanentes sobre una buena parte de esa calle. Pasado un tiempo, en los alrededores del año 2000 hubo otro intento por ‘recuperar’ el espacio de circulación (vehicular y peatonal), y entonces se hizo una pequeña plaza frente a los tres hospitales que había allí (Rosales, Seguro Social y Maternidad) y logró avanzarse un poco hacia el este.

En los años que Héctor Silva fue alcalde de San Salvador (de 1997 a 2003), se ensayó también una renovación de parques (Barrios y Libertad). Al poco rato, las actividades anteriores a la renovación, volvieron a reanudarse como si nada hubiera pasado.

Entre 2018 y 2019, de nuevo, cuando el alcalde era Nayib Bukele, la cuadrícula central y su inmediato entorno experimentó un importante reacomodo. Igual, las ventas ambulantes y otras series de actividades han copado esos espacios abiertos para la libre circulación. Se trató de una recuperación del espacio público, pero ha terminado siendo otra cosa.

Todo esto voy pensando mientras recorro la Rubén Darío. Esa calle la conozco bien, pero no como se ve ahora que está despejada. La sensación es extraña, porque en algún momento llegué a pensar que aquella ocupación de esa calle había llegado para siempre. Y no, estaba errado. Desde hace unos días no hay más puestos de venta callejera. Por ahora...

¿Qué falló antes? ¿Cuál es el acierto de ahora? Esas dos son preguntas que, sin duda, llevan a una reflexión que rebasa el hecho del desalojo actual de puestos de ventas callejeras. Es obvio que antes, en las tentativas previas, el fallo principal fue la carencia de una concepción de intervención urbana en la cuadrícula central (o centro histórico) y en otros segmentos de las áreas centrales de San Salvador. El arreglo de parques, el cierre de calles y cierta arborización de aceras no alcanza a convertirse en un proceso de modificación del espacio urbano.

Y ahora, ¿ya está resuelto eso de la concepción de la intervención urbana? Por lo que se ha filtrado al público, es imposible establecer tal cosa. Por las primeras acciones desplegadas, tampoco se puede colegir si la cuestión estratégica —la concepción de intervención urbana— ahora sí se halla enhiesta.

Es muy probable que ya haya maquetas arquitectónicas que prefiguren cómo es que quedará la cuestión. También de seguro hay fotografías del antes, de cómo estaban las cosas. Pero nada de eso sustituye los presupuestos conceptuales de lo urbano que deben regir cualquier acción como la que ahora se ha emprendido.

Además, suponiendo que sí hay nociones de intervención urbana, por rudimentarias o precarias que sean, salta de inmediato la pregunta por el financiamiento que está disponible para el propósito anunciado. Por el momento, de eso, no se está hablando. Pero si se dijese algo, por mínimo que fuera, y dada la amplia área delimitada, habría que decir que se requerirán varios millones de dólares.

Pero supongamos de nuevo, no cuesta nada hacerlo, que sí hay algo de nociones de intervención urbana y que también hay una cierta cantidad de millones de dólares para comprometerlos en este empeño. ¿Pero hay estudios de fondo para esto? Y debe aclararse que esos estudios —de suelos, de evaluación de estructuras existentes, de medio ambiente urbano, de economía urbana, de circulación vehicular, de estructura social...— no tienen nada que ver con los ‘planes de negocios’ que aquí y allá se implementarán para la reactivación económica del centro histórico y los segmentos de las áreas centrales que están siendo consideradas.