Nuestro país, El Salvador, presenta una de las tasas de mortalidad por homicidio más bajas del continente americano. El gobierno actual reporta mas de 600 días con cero homicidios. Un logro espectacular y que asombra a muchos países del mundo. Sin embargo, aunque las muertes por homicidio han disminuido, las muertes por accidentes de tráfico no. A diferencia de las muertes por homicidio, en lo que va del año, solamente durante tres días no se han reportado muertos por accidentes de tráfico, el resto de los días han ocurrido por lo menos tres muertes por día. El Salvador, después de Guatemala presenta la tasa de fatalidad por accidente de tráfico más alta de Centroamérica.

Un accidente de tráfico se define como el fallo del sistema del conductor del vehículo de carretera para realizar una o más actividades necesarias para que el viaje se complete sin daños ni pérdidas. Los principales factores que contribuyen a los accidentes de tráfico son el mal estado de las carreteras, los adelantamientos imprudentes, la conducción somnolienta, el sonambulismo, la embriaguez, la enfermedad, el uso del teléfono móvil, comer y beber en el coche, la falta de atención en caso de accidente en la calle y la incapacidad de los demás conductores para reaccionar con suficiente rapidez ante la situación.

Según el Observatorio Nacional de Seguridad Vial de nuestro país -al cual aprovecho para felicitar por su magnífica página en línea, y por mantener su acceso al pueblo- las tres principales causas de siniestros viales en nuestro país son la distracción del conductor (35%), velocidad excesiva (28%), e invasión de carril (10%). La principal causa de accidente de tráfico y subsecuente mortalidad es estar ocupado mientras se conduce, lo que puede causar graves daños.

El manejo del móvil es una cuestión crucial para la seguridad de la conducción que requiere intervención. Por ejemplo, cuando las personas están ocupadas con sus teléfonos móviles mientras conducen, el riesgo de accidentes de tráfico aumenta unas cuatro veces más que el de quienes no utilizan sus teléfonos móviles mientras conducen. La razón es que el uso del móvil mientras se conduce perturba la reacción de la persona ante los frenos y las señales de tráfico y la incapacita para mantenerse en la línea y seguir la distancia adecuada. Lo que se prevé que aumente día a día es el riesgo de colisión con el uso del teléfono móvil.

Por el otro lado, existe una relación directa entre las velocidades y la posibilidad de que se produzca un accidente, así como la gravedad de los sucesos; con un aumento del 1% de las velocidades medias aumenta la probabilidad de que se produzca un accidente mortal en un 4% y aumenta el riesgo de lesiones graves en un 3%. Además, el diseño de las carreteras tiene un impacto significativo en la seguridad vial. Esto abarca la seguridad de todos los usuarios de la carretera, por ejemplo, peatones, ciclistas y motociclistas. La gran mayoría de muertes por accidentes de tráfico en nuestro país se dan en peatones (42%) y en motociclistas (37%). O sea, de cada 10 personas que fallecen en un accidente de tráfico, ocho de ellas o iban caminando o montados en una moto.

Es muy importante tener en cuenta la seguridad de todos los usuarios a la hora de diseñar las carreteras. Para reducir el riesgo de accidentes de los usuarios, son muy importantes las calles, los carriles bici, los cruces seguros y otras medidas de pacificación del tráfico. Otro factor de tomar en cuenta en nuestra seguridad vial es la edad del conductor. En los accidentes de tráfico por colisión y choque, el 77% y el 68%, respectivamente, la edad del conductor se encuentra entre los 19 y 40 años. Adicionalmente, el 85% de los muertos por atropello tienen más de 60 años. Geográficamente, 6 de cada 10 muertes por accidente de trafico ocurren en San Salvador (21%), La Libertad (16%), Sonsonate (12%), y Santa Ana (10%).

La Asamblea Legislativa aprobó en enero de 2023 una ley que aumenta significativamente las multas por infracciones de tráfico, incluyendo el uso de multas por tecnología como las cámaras de semáforos. Estas medidas de política publica al parecer carecen de un impacto significativo. ¿A lo mejor, un régimen de excepción?

• El Dr. Alfonso Rosales es médico epidemiólogo