El filósofo clásico Cicerón, dijo en una ocasión que la meta principal de la filosofía es enseñarnos a enfrentar la muerte, de manera que lo desconocido crea temores, deseos incumplidos, tristeza y un enorme vacío. De tal suerte que el enfoque de la filosofía en teoría busca aliviar a las personas de estas cosas, proporcionarles una manera de cuidar el alma. Así que “la filosofía permite y requiere que las personas se conviertan en su propio médico espiritual”. El filósofo francés Luc Ferry, comento que no cree que la definición de filosofía de Cicerón pueda mejorarse.

También dijo: No se hace filosofía para entretenerse, ni siquiera para comprender mejor el mundo... sino a veces literalmente para “salvarse el pellejo” Dicen que para vivir bien tenemos que aprender a vencer nuestros temores de “los diversos rostros de la muerte”, así como del “aburrimiento, de la sensación de que el tiempo se nos va”. Tal vez la verdad más terrible que debemos enfrentar es que inevitablemente seremos separados de todos aquellos que amamos. Ferry formula la siguiente pregunta ¿Qué deseamos por encima de todo? Ser entendidos y amados en lugar de estar solos y, sobre todo, “no morir ni dejar que nuestros seres queridos mueran”

Ferry tiene claro que muchas personas seculares de la actualidad, al igual que los Epicúreos y Estoicos pensadores de la antigüedad, argumentaron que no hay que buscarle más explicaciones a la muerte. Señalan que simplemente es el “final de la vida”. Cuando mueres, simplemente no existes, no sabes nada, así que no puedes preocuparte. Si ese es el caso dice Ferry, entonces ¿para qué... molestarse con un problema tan carente de sentido? Ferry responde que este razonamiento es “demasiado brutal como para ser sincero”. ¿Qué es lo que le da más sentido a tu vida? ¿No son tus relaciones con las personas que amas?

¿De verdad puedes decir honestamente que no temes un estado futuro que te despoje de todo lo que atesoras en el presente? ¿Tus seres queridos significan tan poco para ti que no te importa separarte de ellos para siempre? Pero esta pérdida de lo que da sentido a la vida comienza incluso antes de que muramos. “La irreversibilidad de las cosas es una especie de muerte en vida” Desde el razonamiento lógico, estas respuestas tienen sentido cuando una pregunta carece de respuesta, recordemos que desde tiempos inmemoriales los hombres buscan una solución a la muerte.

Sin embargo, el lugar donde han buscado la respuesta ha sido equivocado y las teorías sobre las cuales descansa su esperanza son erróneas. El Apóstol Pablo, le toco disertar en el Areópago de Atenas frente a los epicúreos y estoicos, los filosos e intelectuales más connotados de la época, lo cual se narra en el capítulo 17 de los Hechos, sin arredrarse el Apóstol hablo sobre la vida eterna, basado en la resurrección de los muertos, mediante el sacrificio hecho una vez y para siempre por nuestro glorioso Señor Jesucristo, con el fin de que la humanidad sea salva por él.

Pablo alaba a los atenienses por su sensibilidad espiritual: “Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: Al Dios no conocido. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio.” Pablo está apelando a aquello que los Padres Apostólicos, llamaron ecos e indicaciones del Logos que se revela completamente en el Señor Jesucristo. De manera que, usando el escenario y la filosofía, Pablo eligió construir sobre unos principios que ya existían en Atenas, llevando la discusión al punto de la vida eterna que solo se alcanza mediante Jesucristo el Señor.

Al mismo tiempo, Pablo no aprobó el estilo de vida de los atenienses. Parado justo debajo del Partenón, el templo más impresionante del mundo antiguo, que albergaba una escultura gigantesca de la diosa Atenea, Pablo anuncia: “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas” (Hechos 17:24-25) Deja claro que no hay otro camino en el que los hombres puedan ser salvos, sino mediante el Señor Jesucristo, quien ahora toca tu puerta de tu corazón para darte vida eterna gratuitamente.