El ciclo de lluvias torrenciales que durante una semana azotó al territorio nacional, por suerte no llegó a tener la magnitud de los huracanes que con mucha frecuencia padece la region del Caribe. Sin embargo el efecto acumulativo de la intensa, persistente y prolongada lluviacausó graves inundaciones, deslaves, derrumbes y cárcavas; dejando en mayor calamidad a los desfavorecidos de siempre. Los cruentos efectos también pusieron al descubierto la extrema vulnerabilidad en la que vive y padece un alto porcentaje de población, que como en cada invierno, sintió en carne propia las consecuencias de las intensas precipitaciones.

Sin embargo con la expansión de las redes sociales, muchos detalles de la tragedia ya no quedaron en el silente anonimato; fueron las propias comunidades y afectados quienes divulgaron sendos reportajes que muestran la magnitud de la tragedia, destacan la valerosa solidaridad de las comunidades organizadas; ponen al descubierto la inoperancia y abandono de las instituciones gubernamentales; señalan la grave descoordinacion entre ministerios, específicamente de Medio Ambiente y Educación, que enviaron a los niños a clases en medio del desastre, por una errada calificación estratificada de la emergencia. Estos hechos confirman la percepción generalizada sobre el grave retroceso que padece el Sistema de Protección Civil.

La capacidad de respuesta oportuna y eficaz de las autoridades, no fue más allá de las principales vias de comunicación y rápida limpieza de emblemáticos proyectos de playa (Surf City). En el resto del pais fue “sálvese quien pueda”. Esto, debido al desmantelamiento del Sistema de Proteccion Civil por la eliminación de 218, de los 262 municipios que habian en el pais; dejando sin dirección y en abandono a las otrora Comisiones de Protección Civil Municipales. El desastre es mayor debido al insensato desfinanciamiento al Fondo de Protección Civil Prevención y Mitigación de Desastres (FOPROMID); la eliminación del Fondo para el Desarrollo Económico y Social (FODES); la incapacidad de la Dirección de Obras Municipales (DOM), e inoperancia del Ministerio para el Desarrollo Local. Pesa la desmotivación de funcionarios que están en “capilla ardiente”, sin saber si se van o se quedan, en la nueva administración.

Sin embargo, no todo fue fracaso durante la emergencia climática; la estatuilla dorada de la jornada (el Oscar),indiscutiblemente se la llevó el Ministro de la Defensa Nacional, quien arrasó las preseas por la mejor actuación en el filme de bajo costo: “El Valeroso rescate de la indefensa ancianita”, con la obligada actuación de la actriz de reparto (la ancianita). Las singulares escenas fueron rodadas en copiosas zonas del desastre; sin utilizar helicópteros, -estos hoy están reservados para el turismo de los “bitcoiners”-. Fue filmada por una multitudinaria batería de camarógrafos y tuiteros oficiales quienes editaron magistralmente las escenas de “alto riesgo”; sin percatarse de la incómoda presencia de indiscretas cámaras de reporteros comunitarios que develaron el trucaje del estrafalario montaje del “rescate”.

Mientras el gobierno provee sobrada atención mediática a la emergencia, no llegan alimentos y recursos básicos a los afectados. Datos iniciales hablan de 19 fallecidos en El Salvador, 10 en Guatemala y 1 en Honduras. Fueron albergadas 4000 personas, 460 escuelas están dañadas, 16 hospitales y unidades de salud afectados, 544 vías están obstruidas, 248 deslizamientos, 26 desbordes de ríos, kilómetros de bordas destruidas. No hay datos oficiales sobre nuevas cárcavas y el estado de las anteriores; hay centenares de viviendas dañadas, innumerables pérdidas de enseres, animales domésticos y reservas de granos básicos; no hay datos sobre la destrucción de tramos de la red de abastecimiento de agua potable y caminos vecinales; tampoco sobre la pérdida de centenares de manzanas cultivadas y pastizales; pérdida de ganado vacuno y porcino. Mientras, se expande la “medicina amarga” con el alza de precios de los alimentos.

Pese al grave deterioro ambiental y extrema vulnerabilidad, el gobierno excluyó la participación ciudadana del Sistema de Protección Civil. El ministerio de Medio Ambiente ha sido inusualmente diligente al entregar 5,061 permisos para ejecutar multimillonarios proyectos inmobiliarios que aceleran la destrucción ambiental, sin conocerse los estudios de impacto que los respaldan.

Ningún modelo, proyecto o programa de reactivación económica será efectivo, sin incorporar la prevención y recuperación ambiental, y la incorporación de los excluidos al desarrollo. Pero ésta, después de cinco años, no es la esencia del bukelismo.