Dejo a Madrid dormida con una triste alegría. Doha me espera seis horas después para llevarme a Nairobi. Hace 20 años esta fue mi entrada al África Salvaje, no más salvaje que mi tierra. Recuerdo aquella primera vez, el temor ansioso de enfrentar un territorio desconocido, pero con la esperanza y deseo de encontrar mi pasión y camino dentro de una profesión que me encajonaba. África me llevó de la mano por los caminos básicos de la salud pública y su riqueza ecléctica. África me mostró la otra cara de la humanidad, sus desigualdades profundas y que la salud no radica en la falta de enfermedad.

Hoy, esperando en la terminal 4S de Barajas, me adentro de nuevo, esta vez como parte de un equipo investigador en un estudio etnográfico que busca encontrar barreras y soluciones en el acceso a los servicios de inmunización.

Los efectos de la reciente pandemia del Coronavirus no solo afectaron individuos y comunidades, sino también los sistemas y servicios de salud pública de cada uno de los países. Una de las partes del sistema más afectado, paradójicamente fueron los servicios de inmunización y, dentro de estos, aquellos servicios destinados a proveer coberturas a la población infantil.

El estudio ha utilizado una metodología relativamente nueva, conocida como “Photovoice”. Esta metodología utiliza imágenes fotográficas tomadas por las propias poblaciones afectadas que demuestran y denuncian aquellas barreras locales que dificultan el acceso a los servicios de inmunización. Consecuentemente, estas imágenes sirven de base para discusiones posteriores con los mismos miembros de las comunidades y personal de los servicios de salud. Son los mismos recipientes de los servicios (madres y padres, líderes comunitarios, curanderos y parteras) los que identifican sus problemas y proponen a las autoridades sanitarias soluciones prácticas para resolverlos. Es conocimiento descubierto desde lo interno, es el arte de la medicina buscando intencionalmente embellecer la realidad. Una realidad que tiene tonos propios y compartidos.

Después de más de seis meses de trabajo intenso, los resultados de la búsqueda sugieren que las barreras a la inmunización infantil son contextuales y varían entre regiones y comunidades, y que se necesitan soluciones a medida para abordar las barreras específicas de cada comunidad. Para abordar estas barreras se necesitan intervenciones específicas, como la mitigación de la pobreza, la mejora de las infraestructuras, la sensibilización y la educación sanitaria, la participación de la administración local en los procesos de inmunización y las actividades de divulgación. La mayoría de los problemas y soluciones localizadas en los márgenes del sistema de salud, concentradas en los llamados determinantes sociales de salud.

Estudio tras estudio se alinean y concuerdan, no solo en Kenia sino en muchos otros países, incluyendo Latinoamérica, demostrando que la salud de las poblaciones está determinada por factores sociales, culturales y financieros. El Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos (National Institute of Health), que financia más de 50 mil estudios científicos anuales, estimó que la atención médica solo era responsable del 10 % - 15 % de la mortalidad evitable en EE. UU. En otras palabras, entre el 85 % y 90 % de la mortalidad evitable es responsabilidad de factores socioeconómicos y culturales en dicho país.

El pasado 20 de noviembre el ministro de Salud inauguró el segundo Congreso Internacional de Investigaciones en Salud. El objetivo principal de este congreso es impulsar la investigación científica en nuestro país, según el funcionario. Un área extremadamente pobre y sufrida, bien conocida por la comunidad científica local. El Salvador ocupa el último lugar en Centroamérica en producción de publicaciones científicas. Y si bien es cierto, “la investigación científica había tenido poco impulso [en gestiones anteriores]”, no se ve realmente que la investigación científica en nuestro país en el área médica actualmente tenga el impulso alineado con la oratoria.

De nuevo este ministerio intenta embellecer la realidad con la indiferencia del no saber, porque la verdad es fea. La investigación científica se impulsa con un trabajo estratégico y sistemático, señor ministro, nunca con un mundo dominado por la apariencia. Más parece que estamos utilizando la desmesura para producir la impresión de riqueza. Sí, lo bello promete felicidad, y a eso estamos jugando. A lo mejor y el eslogan más oportuno sería: ¡Solo la mentira es gloria, más no el conocimiento!