Este julio ha sido el mes más caluroso en la historia de la humanidad desde que a mediados del siglo XIX comenzaron los registros de temperatura global. Según los datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica del Reanalizador Climático de la Universidad de Maine y el Servicio Europeo de Cambio Climático Copernicus, las temperaturas en julio son un punto de inflexión para el mundo. Como principal causa del fenómeno calorífico es el resurgimiento del patrón climático conocido como “Fenómeno el Niño” que calienta al planeta, aunado a los gases del efecto invernadero. El científico de la Universidad de California en Berkeley, Zeke Hausfather sostiene que julio, en términos absolutos, e ha sido el mes más caliente en los últimos 125 mil años.

En Europa la temperatura ha llegado a los 43 grados centígrados y en China alcanzó hasta los 52º. En el medio oriente, la zona más calurosa en promedio, alcanzó los 66º. En nuestro país las temperaturas han superado los 40 grados, especialmente en la Zona Oriental, donde el calor es insoportable. En contraste a las sequías y a las olas de calor, en algunas zonas del planeta llueve excesivamente generando inundaciones y en otras se producen incendios descomunales que arrasan cientos o miles de hectáreas de bosques. Ya los científicos de la NASA han advertido que las olas de calor en el hemisferio norte que afectan al resto del planeta, podrían mantenerse en el tiempo y ser una constante con la cual la humanidad debe convivir –o sobrevivir-. La NASA insta a la humanidad a hacer cambios profundos, rotundos y urgentes.

“Durante las últimas cuatro décadas ha habido un aumento de las temperaturas, en cada década. Este pasado junio fue el junio más cálido del que hay registros y anticipamos que julio seráб -probablemente- el julio más caluroso”, señaló el director del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, Gavin Schmidt, a la vez que señaló que con toda seguridad 2024 será más caluroso.

Los científicos recuerdan que los grados de temperatura suben año con año. Así, mayo y junio también fueron los meses pasados más calientes en la historia de los registros de las temperaturas. El aumento de la temperatura ha sido constante desde hace 40 años y los científicos lo han venido advirtiendo, para que los líderes del mundo adquieran conciencia y actúen ya. La humanidad debe hacer un punto de quiebre inmediato y entender de una vez por todas que la naturaleza reclama un mejor trato. El ecosistema está desequilibrado y se manifiesta en un cambio climático nada agradable para la humanidad. Ese cambio climático se refleja en sequías, inundaciones, aumentos de la temperatura, fenómenos meteorológicos extremos, contaminación ambiental, incendios forestales, calentamiento de los océanos, afectaciones en las cosechas agrícolas y por supuesto en la salud de los seres vivos. La calidad de vida se deteriora. Las advertencias ya no son simples advertencias, son una realidad desde hace años que los países industrializados deben, con la seriedad del caso, enfrentar con políticas globales. La humanidad debe romper estereotipos y apostarle a la restauración del planeta y de la vida.

Pareciera que solo los países industrializados, generadores de gases del efecto invernadero los cuales son enviados a la atmosfera, son los que deben tomar manos a la obra. La responsabilidad, en esencia es de ellos, pero todos podemos hacer un “trabajo de hormiga” e ínfimamente aportar los nuestro para aminorar las consecuencias demoledoras del cambio climático. En un estacionamiento todos queremos dejar nuestro vehículo bajo la sombra de un árbol, pero nadie siembra el árbol. En nuestro país la deforestación es una conducta simplista y cotidiana. Los pocos bosques cada vez son menos. Las zonas urbanizadas crecen de manera arbitraria, pareciera sin control. Cada vez se mira menos verde, No hay donde protegerse de los rayos del sol. Cuando llueve el agua ya no se filtra en el subsuelo y se va en correntadas hacia los ríos que se desbordan y producen tragedias. Las grandes ciudades se inundan y en las zonas agrícolas las cosechas y el ganado son los perjudicados directos.

Hace falta una política nacional de reforestación. Hace muchos años, cuando éramos estudiantes de primaria a los estudiantes se nos llevaba a reforestar como parte de la formación académica y concienciación. Nos llevaban a la autopista al Aeropuerto de Comalapa a sembrar y algunos de aquellos arbolitos, ahora son frondosos árboles que aún permanecen dando sombra. Esa práctica tan benevolente, por políticas erróneas en el sistema educativo, desaparecieron, y con ellos se contribuyó mucho a menguar la conciencia medioambiental.

Ojalá que a alguien se le ocurre de buena manera volver a crear conciencia ecológica fomentando la reforestación. No vamos a solucionar el problema del calentamiento global, pero con toda seguridad, vamos a disfrutar de la sombra de los árboles, de sus frutos y en cierta forma vamos a combatir un poco el calor, aparte de la producción de aire fresco y saludable en ciudades contaminadas. El calor es insoportable y vivimos repitiéndolo a cada instante. Los grandes países industrializados tienen la respuesta gradual y efectiva al problema, pero también individualmente podemos contribuir a combatir ese fenómeno climatológico, reforestando, no contaminado y siendo amigable con el medio ambiente. ¡Uf, que calor! La humanidad entera debe exigir políticas mundiales para aminorar las causas y consecuencias. Las grandes naciones deben asumir su responsabilidad, en tanto los demás, debemos respetar la naturaleza. Estamos advertidos, sin políticas ni voluntad medioambiental, estamos convirtiendo a nuestro planeta en un horno... Un horno cada vez más caliente y a punto de explotar.