Estamos más perdidos que un pedo en un jacuzzi. Einstein decía “locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”. Esta frase está relacionada con la búsqueda de la solución de problemas, y no con una definición de salud mental. Nos indica que estamos más perdidos que un pedo en un jacuzzi si pensamos solucionar los problemas sin conocer sus orígenes.

Cuando es un problema personal ante el cual nos enfrentamos, las consecuencias son pues, personales. El problema se vuelve más grave cuando estamos ante un problema de afectación colectiva, entonces la aplicación de este tipo de actitud no solo no resolverá el problema colectivo, lo profundizará.

¿Y a qué viene esto? La continua retórica del Ministerio de Salud (Minsal) o por lo menos lo expresado continuamente por el señor ministro en los medios, acerca de que El Salvador es reconocido a nivel internacional como uno de los mejores manejos de la pandemia, es a lo mejor una ilusión y a lo peor una total falacia.

Todos y cada uno de los reportes producidos por instituciones académicas de renombre mundial, como la universidad de Oxford, del Reino Unido, o la universidad de Washington, de los Estados Unidos, han sido contundentes en indicar que los reportes sobre las muertes por COVID-19 en El Salvador adolecen de un subregistro importante. Es decir, el número de muertes reportadas es mucho menor al número real de muertes. El viernes, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reportaba un número de exceso de muertes atribuidas al COVID-19 para 2020 y 2021: 17,036 fallecimientos. Este número es cuatro veces mayor que el número reportado para esos años por el Minsal (número de muertes para 2020 y 2021= 3,823). Este número significa un subregistro para el país de 446 %.

Que se nos indique que tenemos un subregistro mayor al 400 % es una total desgracia. Ese número implica que tuvimos más de cuatro veces el número de contagios. Que muy probablemente nuestro país tuvo más de 1.3 millones de casos de COVID-19 y no 162 mil como lo reporta el Minsal. Eso nos sitúa como el país con mayor número de casos de COVID-19 en Centroamérica.

¿Pero cuál es la causa de esta total debacle de nuestro sistema de salud?

En mi humilde opinión técnica, una de las principales causantes de esta tragedia ha sido la falta de capacidad técnica y de transparencia del grupo selecto dentro del Minsal, encargado de manejar esta crisis sanitaria. Asumo, porque no tengo conocimiento de quién o quiénes tomaban las decisiones técnicas al respecto, que el manejo técnico estuvo restringido a un grupo selecto de técnicos adjuntos al régimen, y que la información epidemiológica de la pandemia no fue accesible al resto de técnicos dentro de la institución. Los líderes que manejaron esta crisis nunca construyeron espacios para el debate técnico y participativo sobre las diferentes estrategias de abordaje. Minimizaron y ridiculizaron a los contados profesionales de la salud, externos al ministerio, quienes se atrevieron a cuestionar el manejo de la pandemia.

La estrategia de comunicación de riesgo, un pilar fundamental en cualquier evento de esta naturaleza, fue mínima y focalizada en las comunicaciones a través de los medios de comunicación de dos representantes del gobierno. Se sobreestimó la capacidad de resolución que el país posee en el manejo de casos graves, y se sobredimensionó a un elefante blanco como lo es el hospital de El Salvador.

No es suficiente construir un edificio bonito y grande si no se cuenta con la cantidad suficiente de recursos humanos capacitados, equipo y medicamentos. En estos momentos, es importante dimensionar fielmente dónde se encuentra nuestro sistema de salud. Sabemos que esta no será la última crisis sanitaria en este siglo. La sobrepoblación, el cambio climático, la urbanización y nacimiento de megaciudades, nos augura un contacto más cercano con otras especies de animales, y con ello el incremento de oportunidades para el salto al humano de nuevos virus. Por ello, hoy más que nunca nuestro organismo rector de la salud debe actuar con honestidad. Apertura y transparencia.