El Salvador se mantiene como un régimen híbrido con una baja en su índice de democracia de 4.71 a 4.61 y sube del puesto 96 al 95, de más de 160 países analizados en el Índice de Democracia 2024 de la Unidad de Inteligencia del grupo de The Economist (EIU).

Solo 6.6 % de la población en el mundo vive en democracia plena, un 38.4 % en democracias defectuosas, un 15.7 % en régimen híbrido como El Salvador, y un 39.2 % vive en regímenes autoritarios, según el Índice.

En una escala del 0 al 10, la EIU califica a El Salvador con un 6.17 el proceso electoral y el pluralismo, con un 3.21 el funcionamiento del gobierno, con un 5.56 la participación política, un 3.13 para la cultura política y con un 5.0 las libertades civiles.

Desde el año 2019, la calificación de la democracia de El Salvador ha caído 24 puestos y disminuido 1.54 puntos; El Salvador es considerado régimen híbrido desde el año 2020 cuando dejó de ser “democracia defectuosa”.

En este Índice, El Salvador está sobre Guatemala y Nicaragua; y bajo Honduras y Costa Rica, sus puntos más débiles son la cultura política y el funcionamiento del gobierno, que logran notas un poco superior al 3.

Las notas son otorgadas en una escala de 0 a 10 y se basan en calificaciones de 60 indicadores que se resumen en cinco: proceso electoral y pluralismo; libertades civiles; funcionamiento del gobierno; participación política; y cultura política.


Durante las últimas dos décadas, la democracia salvadoreña ha oscilado entre el 4.61 y 6.22 de calificación. En el último año su calificación bajó una décima, de 4.71 a 4.61 pero su tendencia ha sido a la disminución.

La unidad de The Economist consigna que el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, obtuvo una victoria "aplastante" con el 85 % de los votos en las elecciones presidenciales de febrero de 2024 y admite que goza de una gran popularidad, pero señala también que la reelección "fue posible por un poder judicial politizado que anuló los límites constitucionales".

También, señaló que la victoria presidencial de Bukele pareció "sugerir” que “muchos votantes” están “dispuestos a sacrificar el sistema de pesos y contrapesos de la democracia representativa a cambio de mejoras tangibles en el nivel de vida y seguridad personal proporcionadas por gobernantes autoritarios” y que "los votantes están dispuestos a sacrificar los "estándares democráticos por la seguridad".

“Muchos votantes han aceptado la erosión del sistema de pesos y contrapesos y las libertades civiles a cambio de una mayor seguridad básica”.
Índice 2024 de la unidad de inteligencia de Economist (EIU).


El estudio cita, de Latinobarómetro, que un 72 % de los salvadoreños dicen que el país va “por buen camino” –muy superior del promedio regional es 28 %. Según el estudio, la experiencia de El Salvador "podría repetirse en otros países cuyo funcionamiento gubernamental ha experimentado un pronunciado declive en los últimos años".
El índice de democracia de la EIU, parte del grupo de The Economist, es aplicado desde hace 75 años en 200 países, con una red de 400 analistas, instituciones financieras, gobiernos y corporaciones multinacionales.

Es visto como una “fotografía instantánea” del estado de la democracia en 165 países independientes y dos territorios.

Cada país es ubicado en categorías como democracia plena, democracia defectuosas, régimen híbrido o régimen autoritario.

El informe 2024, publicado en febrero de 2025, cuestiona por qué la democracia representativa no está trabajando para la mayoría de ciudadanos en el mundo y “está aumentando el consenso" de que el modelo democrático desarrollado en el siglo pasado "está en problemas”.