El Salvador se encuentra en estos momentos en la fase de crecimiento exponencial de la epidemia del COVID-19. Nuestros ojos están clavados en el aumento diario de casos. Últimamente, este aumento ha progresado de los dígitos a las decenas o centenas, trayendo consigo un aumento progresivo de nuestra angustia, no solo al virus, sino a las medidas que nuestro gobierno este por implementar. ¿Pero qué nos dice en realidad este aumento de pruebas positivas al COVID?

Iniciemos nuestra demostración por definir a qué tipo de prueba o test nos referimos. Existen al momento dos tipos de pruebas, una viral y una serológica. La prueba viral es una prueba de saliva o un raspado de mucosa oral o nasal que busca evidencia de una infección activa del virus. O sea, busca demostrar que al momento de la prueba el virus se encuentra en nuestro cuerpo, ya sea causando síntomas o no. La que se utiliza con mayor frecuencia es la prueba de PCR (cadena de la polimerasa).

El otro tipo de prueba, llamada prueba serológica, es una prueba de sangre que busca evidencia de presencia de anticuerpos (IgG, IgM). Esta prueba busca demostrar que tuvimos en el pasado una infección previa con el virus, pero que al momento de la prueba probablemente ya no es una infección activa. Las pruebas que actualmente está utilizando el Ministerio de Salud es la prueba de PCR, que identifica aquellos pacientes que tienen una infección de COVID-19 “activa”. ¿Pero para qué nos sirve esta prueba?

Hay dos usos principales de esta prueba en la presente pandemia. El primero uso es determinar si la persona con síntomas de COVID está infectada con el virus, y así poder hacer decisiones de tratamiento y seguimiento de contactos, para romper la cadena de transmisión. El segundo uso, es para evaluar la situación de la epidemia en lugares geográficos determinados, determinar la situación de la curva epidémica y así poder tomar decisiones de salud pública con intervenciones dedicadas a la contención o supresión de la epidemia. Para esto, tenemos que aclarar, que una curva epidémica de cualquier enfermedad consta de varias fases o periodos.

En el caso del COVID-19, se entienden cinco fases principales: no casos, solo casos importados, transmisión de grupo o clusters, transmisión comunitaria, y recuperación. Para cada una de estas fases existen indicaciones específicas para implementar intervenciones de salud pública, entre las cuales se encuentra la toma de muestras para prueba viral o PCR.

La Organización Mundial de la Salud recomienda estrategias de aplicación de pruebas dependiendo del estadio de la epidemia, en un país. Así en los escenarios de casos esporádicos y transmisión en grupos o clusters, la OMS recomienda hacerle pruebas a todos los casos sospechosos, y en el caso de transmisión comunitaria, esta organización recomienda, por la gran cantidad esperada de pruebas, el priorizar las pruebas en grupos de individuos de alto riesgo, como son los trabajadores de salud, grupos de pacientes con vulnerabilidades especiales, y los primeros casos sintomáticos en espacios cerrados, como por ejemplo prisiones, escuelas y hospitales.

De esto podríamos deducir algunos argumentos. Primero, la toma de muestras tiene indicaciones especificas tanto para el paciente individual como para el colectivo de personas. Segundo, la intensidad o número de muestras está determinada por el estadio de la curva epidémica (transmisión de grupo, menos número de pruebas; transmisión comunitaria, mayor número de pruebas). Tercero, existen varias estrategias en la toma de pruebas a utilizar en las epidemias. Por tanto, podemos concluir que la utilización de la prueba viral o PCR es importante tanto para el manejo del paciente como para el manejo de la epidemia. Cada país, y dependiendo de su estadio en la curva epidémica, utiliza una estrategia de muestreo, que no es igual para todos. De donde querer utilizar la variable de número de pruebas para comparación entre países, no es ni factible ni útil, por lo menos para la aplicación de medidas de contención de una epidemia. ¿Será útil para justificar el uso de la fuerza como intervención de salud pública?