Doctora Graciela Giachino con diputados de Comisión de Justicia de la Asamblea Legislativa. /Óscar Machón


Dos especialistas sugirieron ayer a la Comisión de Justicia y Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa que la castración química, como castigo complementario a violadores, debe ir unida con tratamiento siquiátrico y sicológico. De otra forma, no será del todo efectiva. Los diputados estudian incluir la castración, que inhibe el deseo sexual, a través de una reforma al artículo 46 del Código Penal.

“Esto es efectivísimo, pero tiene que ser acompañado con un sistema de sicología y de siquiatría, muy importante, para cambiar el chip”, expresó la endocrinóloga Graciela Sara Giachino.

Señaló que la inyección debe aplicarse cada 28 días y que el costo oscila entre $156 y $170. Si se deja de aplicar, en tres o seis meses la persona vuelve a tener deseo sexual, agregó.

Enrique Valdés, siquiatra de Medicina Legal, señaló que “no solo es la inyección o el medicamento el que hace un cambio”, sino que “requiere un acompañamiento, médico, sicológico, de educación, social”. Dice que a nivel internacional ha quedado demostrado que la castración química reduce reincidencia de violadores, con tratamiento siquiátrico.

Mabeline Ayala, representante de la Fiscalía, pidió a los diputados aclarar en la Ley quiénes aplicarán la medida y qué personas estarán sujetas a ese castigo.