Las autoridades han capturado a un policía y dos guardaespaldas de un dirigente político como sospechosos del asesinato del político pecenista, Ramón Kury, un hecho sin precedente en décadas en el país.

Es un crimen que debe quedar totalmente esclarecido por el bien de su familia y por el bien del partido del que formaba parte. No había ocurrido el asesinato de un político en décadas y éste deja muchas aristas de por medio: desde haberlo consumado en la sede del partido, hasta el involucramiento de dos guardaespaldas, lo cual abre muchas interrogantes. Su partido, el PCN, dijo ayer que confiaba en las autoridades para esa investigación. Esperemos que también colaboren en toda la indagatoria.

Otra duda es qué tipo de empleados contratan los partidos políticos como para verse involucrados en un crimen. El director de la PNC decía ayer que investigan si los implicados en el asesinato de Kury, ya habían cometido otros hechos delictivos.

Como sea, las conjeturas de este asesinato deben ser esclarecidas y determinar responsabilidades a cualquier nivel. La investigación y el castigo a los responsables de este crimen debe ser ejemplarizante para evitar que veamos casos similares en el futuro. El Salvador ya superó hace tiempo la época de la violencia política y es algo que solo debemos ver como una lección irrepetible de la historia.