“Katita era una niña humilde, respetuosa, sencilla, muy obediente, pero por primera vez, voy a pedirle a los niños, niñas si son muy obedientes a sus padres y adultos mayores, cuando estén siendo violentados, de cualquier forma, denuncien, no se queden callados”, expuso Jiménez durante la misa en el colegio donde su hija estudiaba.
Jiménez dijo que le gustaría iniciar un sistema de denuncia diseñado para niños, una especie de número que a los menores se les haga fácil llamar y denunciar a su agresor, como “marcar el 9”, el número favorito de Katya, su hija.
La madre de Katya Miranda dice que le gustaría reunirse con la primera dama para plantearle su iniciativa, especialmente, porque ahora Gabriela de Bukele es madre de dos niñas.
"Voy a tratar que haya un sistema, que los niños pudieran marcar, el 9 por ejemplo, lo triste para mi es que después de esa denuncia (del asesinato y violación de su hija) se sigan cometiendo esos crímenes, para mi es volver a vivir lo de Katy cada vez que yo leo esas cosas, me enfermo".
Hilda Jiménez,
Mámá de Katya Miranda.
Katya Miranda Jiménez fue asesinada la madrugada del 4 de abril de 1999; la pequeña de nueve años fue violada, golpeada y asfixiada en la arena de la playa Los Blancos, departamento de La Paz. Hoy se cumplen 25 años de su asesinato.
La Fiscalía General de la República acusó a su abuelo, Carlos Antonio Miranda González, de haberla violado y asesinado, mientras que a su padre, Edwin Miranda, de haberla abandonado. El caso no prosperó y fueron absueltos.
Pero 10 años más tarde, la Fiscalía judicializó el caso por el delito de secuestro en contra del abuelo de la niña y cinco personas más. Miranda fue condenado a 13 años de cárcel, pero en 2014, la Corte Suprema de Justicia lo absolvió bajo el criterio que una persona no puede ser juzgada por el mismo hecho. Miranda murió en octubre de 2018.
Búsqueda de justicia
Con una misa donde se celebró "La Pascua de Katya", el sacerdote Manuel Acosta invitó a la comunidad del colegio Sagrado Corazón y familia de la pequeña Kati a recordarla con alegría y a siempre estar en búsqueda de la justicia."En la actualidad, la impunidad tiene su rol. Estamos en un país donde ningún crimen de lesa humanidad se ha aclarado, ni el de Monseñor Romero, ni el de los padres, ni el de tantos catequistas. La costumbre que se está haciendo normal en este país es no aclarar los crímenes, y el caso de Katya Miranda es así", sostuvo el sacerdote en su homilía.
Para El Salvador, Katya Miranda es un símbolo de la impunidad del sistema de justicia, por ello su madre implora a quienes han sido víctimas de delitos como violación a denunciar. "No podemos ser el país más cool del mundo cuando no hay justicia y no hay paz, les invito a que no se queden callados", dice Jiménez quien aún llora el asesinato de su pequeña.