El cantante se tomó un trago de licor en el escenario con el pretexto de que hacía frío, sin embargo eso no fue lo alarmante sino sus comportamientos posteriores que evidenciaron que el Potrillo se había pasado de copas.
Ahora, el cantante mexicano rompió el silencio y explicó a las cámaras del programa Ventaneando que pasó esa noche.
El intérprete de 51 años admitió que no midió la cantidad de alcohol que bebió y comentó que llevaba varios años sin beber, lo cual le cobró factura. Alejandro también comenta que esa noche revivió la nostalgia por la muerte de su padre, el gran Vicente Fernández y le ganó la emoción al ver a su hijo Alex siguiendo sus pasos al cantar música ranchera.
“El sábado me desperté tarde, no comí tampoco y tuve una entrevista donde ya nos fuimos derecho al palenque, entonces, no traía nada en el estómago, me ganó todo lo emocional, se me juntó todo (y) me solté a llorar como bebé, porque además estaba pensando en mi padre en ese momento porque a Alex le había ido muy bien ese día y le estaba agradeciendo de que nos estuviera acompañando. Entonces se me vino todo y ahí la foto”, narró.
El Potrillo no niega que antes de los conciertos suele tomarse una o dos copas para aliviar la ansiedad y el estrés del que padece. “Sí me gusta echarme mi trago; de repente uno o dos tragos me ayuda mucho”.
Tras la noche del incidente, fueron su madre, Doña Cuquita y su novia, Karla Laveaga, las primeras en llamarle la atención.
“Mi novia, la tóxica, fue la primera en llamarme para decirme, ‘Oye, qué pasó, salieron unos memes, te veías súper mal´, y ya le dije, ‘Si lo que digas, bueno, ya adiós’. Pero, la que sí me preocupo fue mi mamá, porque ella nunca me habla ni me dice nada. ‘Y me dice, ay, hijo, qué pasó, los dos meses de allá, tan bonito que te veías’, y le dije, ‘Mamá, no sé de qué me hablas, le colgué y me metí a ver los videos y pues sí, ya estaba todo arriba”.