Los niños anhelan saltar, jugar y aprender en las escuelas, los padres de familia desean ir a dejar al colegio a sus hijos, las señoras desean conversar. Anhelamos el bullicio de los vendedores "va querer cariño", anhelamos los parques llenos de familias, niños jugando y las parejas aprovechando el momento. Anhelamos tomar un café en un restaurante, anhelamos respirar libertad. Anhelamos entrar al trabajo y marcar la tarjeta. Anhelamos el tráfico, el claxon y el bullicio cotidiano. Anhelamos los atardeceres en la playa, las montañas, lagos y ríos.



Anhelamos ver a los cirqueros, ver una película en el cine. Anhelamos respirar la normalidad, aunque la sociedad no sea perfecta. Normalidad que confluye con la realidad de cada país, de cada región. Anhelamos salir a correr por la colonia o el barrio. Anhelamos ir al estadio y apoyar a nuestros hijos y gritar y gritar a todo pulmón "¡Vamos hijo, usted puede!". Anhelamos jugar un partidito de fútbol con los amigos del barrio. Anhelamos ir a ver un concierto de rock.  Anhelamos caminar por la calle sin censuras o restricciones. Anhelamos caminar por los centros comerciales y degustar una hamburguesa, una soda y papas fritas, sentarnos y observar a la gente que pasa. Anhelamos ir al Centro Histórico, a los museos y obras teatrales. Anhelamos que nos toquen el timbre y ver las sonrisas de los familiares. Anhelamos buscar la felicidad sin que la sombra de la muerte ronde.

Anhelamos platicar con alguien y dejar el celular por un momento. Anhelamos ir a la pupuseria favorita e iniciar las tertulias; contar chistes, contar nuestros sueños y locuras. Anhelamos viajar a otro país y conocer a más seres humanos y lugares maravillosos. Anhelamos ir a pescar y pasar horas y horas sin preocupación alguna. Anhelamos ir a la biblioteca, a la librería y oler las hojas del libro nuevo. Anhelamos ir de la mano con la persona que amamos. Anhelamos ir a escuchar al pastor, al sacerdote o al conferencista, quienes te hablan cómo ser una mejor persona. Es que anhelamos escuchar el sermón y darnos la paz con al del al lado. Anhelamos  abrazar a los familiares distantes, saludar sin escrúpulos a los amigos. Por el momento, vemos las noticias, mandamos mensajes a través del celular y, el encierro nos sigue agobiando.

Anhelamos subirnos a los buses y escuchar a todos los vendedores de golosinas. Anhelamos subirnos a un avión, conversar con el del al lado. Anhelamos ponernos la ropa de gimnasio y hacer ejercicio en uno de ellos. Anhelamos ir a cualquier lugar sin mascarillas, alcohol gel y guantes látex. Anhelamos encumbrar una piscucha e invitar a los amigos a que vean la serie nueva de Netflix en nuestra casa.

El ser humano se aflige, acongoja cuando la crisis apremia, cuando una cuarentena lo hace confinarse; sin embargo, debemos recordar algunos sucesos que también marcaron historia: Los jóvenes que pasaron en los Andes luego que se estrellase el avión, los mineros en Chile, los humanos y animales que pasaron 40 días y 40 noches en el arca de Noé, etc.

Anhelamos ir a la tienda de la “niña Mary” y comprar churros, anhelamos ir a la barbería o salón de belleza. Anhelamos ir al billar, tomarnos una cerveza y charlar con los contrincantes. Anhelamos ir al karaoke, desahogarnos y cantar a todo pulmón We are the champions de Queen o Tiempos mejores de Yuri.

Cuando pase esta peste, lo primero que haré es ir a comer un cóctel de conchas al puerto de La Libertad y caminar por el malecón. Anhelo caminar por los cafetales y respirar aire puro. Anhelo llegar al trabajo, decir ¡buenos días!, sentarme en la silla ergonómica y dejar el teletrabajo. Anhelo impartir clases y saludar a los alumnos. Anhelamos caminar sin toques de queda, que los soldados, policías y demás personas no nos vean como extraños o portadores del virus.

Ese bendito encierro nos ha enseñado a estar unidos en familia. Nos ha enseñado a orar por la humanidad. Yo anhelo que el ser humano sea mejor persona al terminar la pandemia. Los que tenemos fe y creemos en Dios, oremos para que ese virus se erradique. Anhelamos un mundo mejor después de esta crisis.