Esta festividad, que se remonta al siglo V, conmemora a los pequeños mártires que murieron por y en lugar de Cristo. Las actividades se desarrollan en la calle principal, frente a la iglesia de los Santos Niños Inocentes, un lugar histórico y legendario del glorioso Señorío de Cuscatlán.
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La celebración es famosa por sus fuegos artificiales y figuras míticas como los tradicionales toritos pintos y otros juegos similares a las "buscaniguas". Estos artefactos pirotécnicos, que emanan chispas y luces en cualquier dirección, se pasean entre la multitud que debe tomar precauciones si desea "jugar con fuego" y correr el riesgo de quemaduras.
Además, se instalan torres de madera adornadas con luces y figuras que se transforman en monumentos a los santos patronos; algunos también son círculos que giran arrojando su chispa. Este evento no solo es un homenaje a los Niños Inocentes; sino también, una muestra de la rica cultura y tradiciones del lugar.
Desde la época colonial, la fiesta ha sido celebrada con gran pompa por una cofradía integrada por capitanas, mayordomos y tenaces. Aunque en el pasado la festividad duraba cuatro días, en la actualidad los festejos se concentran en los días 26, 27 y 28 de diciembre, pero las celebraciones comienzan desde principios de mes.
Durante este tiempo, el municipio se llena de actividades religiosas, procesiones, cultura, arte, belleza, carnavales, comidas típicas, desfiles, bailes y otras diversiones populares, atrayendo a muchas familias y sumándose a las fiestas de Navidad y fin de año.