El Salvador tiene una de las mayores incidencias de pobreza multidimensional de América Latina, estimada en un 53.3 % en 2024, de acuerdo con un informe de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL).
En el Panorama Social de América Latina y el Caribe 2025, publicado el 26 de noviembre, los países de la región muestran una “amplia” heterogeneidad en los niveles de pobreza multidimensional. Guatemala, Honduras y El Salvador registran las mayores tasas, todas por encima del 50 %.
En detalle, Guatemala registró un 77.5 % en 2024, seguido de 66.1 % en Honduras y 53.3 % en El Salvador. En el otro extremo, de una lista de 16 países incluidos en el análisis, se encuentran Chile, con solo 2.7 %, y Uruguay, con 4.6 %.
“Desde una perspectiva de política pública, esto significa que los países más afectados por la pobreza multidimensional, que a menudo cuentan con menos recursos fiscales, deben desarrollar intervenciones no solo con una cantidad relativamente mayor de personas en situación de pobreza, sino también con una población pobre que experimenta más carencias de modo simultáneo”, indica el informe de Naciones Unidas.
Usualmente, la pobreza se mide con una metodología monetaria, cuyo principal indicador es la capacidad de un hogar para adquirir la canasta básica alimentaria. Sin embargo, el enfoque multidimensional agrega otras aristas y plantea factores que necesita una persona para su bienestar, como el acceso a salud, servicios básicos o educación.

El Salvador adoptó esta metodología en 2015 y la incluyó en la oferta estadística de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM). Pero la última edición, correspondiente a 2024, solo presentó resultados bajo la metodología monetaria, que planteó que en el país hay más de 1.8 millones de personas en pobreza.
El informe de la CEPAL señala que El Salvador también tiene una de las mayores intensidades de pobreza multidimensional, por encima del 20 %, superado nuevamente solo por Guatemala y Honduras.
¿Qué mide la pobreza multidimensional?
La metodología adoptada en El Salvador contempla una veintena de indicadores agrupados en cinco dimensiones: educación; condiciones de la vivienda; trabajo y seguridad; salud, servicios básicos y seguridad alimentaria; y calidad del hábitat.
Por ejemplo, la dimensión de educación incluye los indicadores de inasistencia escolar, rezago educativo, cuidado temprano inadecuado o baja escolaridad.
El último dato oficial disponible en la EHPM de 2023 revela que un 25.1 % de la población salvadoreña sufre pobreza multidimensional, es decir, tiene siete o más privaciones.
En la medición monetaria, la CEPAL señala que entre 2014 y 2024 El Salvador fue uno de los países latinoamericanos que más redujo la pobreza total, con 1.9 puntos porcentuales, el segundo mayor descenso de la región, solo superado por México con 2.3 puntos.
La CEPAL también sostiene que en 2024 la pobreza multidimensional afectó al 54.2 % de los hogares rurales en la región latinoamericana, en contraste con un 13.8 % en la población urbana.
A nivel latinoamericano, el 29.2 % de la pobreza multidimensional ajustada se explicaba en 2024 por privaciones en la dimensión de empleo y pensiones. La mala calidad del trabajo contribuye con un 15.2 %, mientras que la no inserción laboral —que afecta sobre todo a las mujeres— aporta un 11.4 %.