Desde la década anterior en esta columna hemos expuesto de manera frecuente, con datos, estadísticas y marco conceptual cómo existen afectaciones en la sociedad salvadoreña en su salud mental, y no solo en el denominado gran San Salvador. Acciones que por las redes sociales ahora son grabadas por medio de ciudadanos que también incumplen el reglamento general de tránsito, que en muchas ocasiones de prefiere grabar y hasta hacer “un en vivo” para ganar seguidores que actuar en función de evitar que una situación de intolerancia pueda llegar hasta generar la muerte a un hombre o mujer.
Las conductas parasuicidas son situaciones donde la persona intenta manipular, llamar la atención, generarse de ser posible lesiones que de alguna manera sea controladas, sin llegar a causarle la muerte. Este término fue promovido por Kreitman en 1969 para destacar supuestas conductas aparentemente suicidas que no buscan la muerte, sino que se le brinde ayuda.
El parasuicidio en un verdadero problema de salud pública, ya que hay consecuencias a nivel social, pero también médico, muchos de estos ciudadanos podrían estar con padecimientos con trastorno de la personalidad con diagnósticos previo con medicina o abandonando el medicamento, ya que requiere atención psiquiátrica. No se quiere morir con estas acciones.
Estas acciones parasuicidas que no pretenden quitarse la vida, se convierten en actos donde en mi opinión se está generando acciones que pueden ser calificadas como homicidios imperfecto o tentado, ya que al poner en marcha su plan previsto y el hecho no se consuma por causas independiente a su voluntad en este caso manejar en sentido contrario en una avenida como la Jerusalén, Monseñor Romero, se sabe que encontrará decenas de vehículos con derecho de vía y a alta velocidad o al menos a 90 kms. por hora en su mayoría, quién se puede imaginar que vendrá un vehículo a toda velocidad en sentido contrario, pero ni los que poseen certificación en manejo defensivo y evasivo, y en estado evidente de ebriedad sus conductores.
El problema del tráfico y congestionamientos en nuestro país no es reciente, pero si se observa un incremento de comportamiento agresivo de algunos conductores y conductoras, donde se combinan muchos factores como: la personalidad del conductor, su falta de inducción y preparación real para obtener licencia de conducir, una sensación de caos e irrespeto en las calles de nuestro país a cualquier autoridad, reglamento o por el más próximo; semáforos mal sincronizados, vendedores y personas que ensucian o dañan vehículos en semáforos, vehículos que se quedan por desperfectos mecánicos o eléctricos y no se remolcan generando tráfico espectacular, falta de educación y conciencia vial, los y las motociclistas que irrespetan el reglamento de tránsito (son del grupo de parasuicidas) y que decir de personas que conducen entre 4-5 horas diarias para salir y llegar casa a su trabajo y viceversa, conducir bajo efectos de bebidas alcohólicas o estupefacientes, diferentes conflictos no resueltos, los cuales se pueden resumir como problemas de salud mental (estrés, ira, ansiedad, depresión)
Las instituciones del Estado deben desarrollar una estrategia para prevenir y sancionar este tipo de conductas, y los ciudadanos tener amor por el más próximo para evitar muertes y accidentes, y que continúen imitando y glorificando estas prácticas en todo el país.