Según la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) de 2021, el Gobierno reconoce que los materiales de una vivienda inciden notablemente en la calidad de vida de las personas en aspectos como la salud, en particular en los niños y personas adultas.

Según los datos oficiales, el 76.4 % de las viviendas a nivel nacional tiene paredes de concreto o mixto. Este es un material más sólido y resistente a las lluvias y sismos, pero tiene un mayor costo que no todos los salvadoreños pueden asumir cuando construyen.



Como resultado, el 86.9 % de las viviendas en la zona urbana tiene paredes de concreto mientras que en la rural es de 59.2 %.

En la zona rural aún hay varias casas con paredes de adobe, el 22.6 %, que refleja la precariedad de las familias que en su mayoría dependen de la agricultura familiar y solo alcanzan para cubrir las necesidades básicas. Ese porcentaje se reduce a 5.9 % en la región urbana, así queda un promedio nacional de 12.2 %.

Lo mismo ocurre con los hogares que tienen paredes de lámina metálica, que en la zona urbana es de 6.1 % y en la rural de 11 %.

Además, las estadísticas revelan que tres de cada 10 casas en El Salvador tienen un piso de ladrillo de cemento, equivalente al 33.9 %. Seguido de un 27.6 % que es solo de cemento y 24.3 % de ladrillo cerámico.

Aún hay un 13.8 % de las viviendas con piso de tierra y 0.4 % de ladrillo de barro.

En cuanto a techos, el 55.5 % de las casas tiene lámina metálica y un 23.2 % asegura tener lámina de asbesto o fibra de cemento, mientras que un 18.2 % tiene teja de barro y 2.9 % losa de concreto.