Del santuario al sepulcro

Jueves 26, Diciembre 2024 - 5:40 AM
De vez en cuando, es bueno agarrar el Diccionario de la Lengua Española para ilustrarnos y hacer un correcto uso de las palabras que forman parte de nuestro vasto y hermoso idioma. Siempre ha sido ese un ejercicio útil; pero ahora lo es aún más, pues cualquiera agarra un moderno aparatito para puyar sus teclas y así "redactar” –muchas veces con horrorosas faltas de ortografía– cualquier pendejada que luego circula apretando el respectivo botón y logra que esta sea leída por mucha gente, exhibiendo su estulticia a montones. El "tumbaburros”, entonces, debería ser usado más frecuentemente para no caer en semejante ridículo pues es una herramienta valiosa y útil para articular opiniones que respondan al sentido común e intenten contribuir a sembrar sensatez; además, de ser posible, quizás sirva para cosechar algún buen fruto en medio de tanta estupidez. Pero no solo debe recurrirse a este para evitar, en lo posible, "meter las patas” al hablar o escribir; también resulta conveniente ocuparlo para observar, pensar y analizar algo a fin de emitir una opinión al menos medianamente atinada sobre algún asunto. En función de lo segundo y considerando la inconsulta, nociva y repudiable decisión autoritaria de derogar la ley aprobada en el 2017 mediante la cual se prohibió en este paisíto la minería de forma absoluta, hoy quiero traer a cuenta precisamente dos de las acepciones de la palabra "mina” por estar relacionadas con esta nueva arbitrariedad del "bukelato” que ‒conociendo el alto precio que tendremos que pagar‒ no debemos normalizar. El primer significado que comparto es el de la excavación "que se hace para extraer un mineral”.Considero pertinente partir de este por su relación directa con el desprecio autoritario de la victoriosa lucha popular de años, materializado en la aprobación –hace unos días– de una aberrante normativa del todo permisiva en favor de grandes empresas interesadas en lucrarse con la extracción de diversos "metales preciosos” que hay en nuestra tierra; principalmente el oro. Así, derogaron la ley que prohibía dicha actividad extractiva de muerte producto de esas jornadas queincluyeron mártires y otros muchos sacrificios. Dar marcha atrás a tan inapreciable logro histórico, único en el mundo, solo podía conseguirse con la venia de sucios socios nacionales de altos vuelos y los votos de una arrastrada bancada oficialista junto a los de sus pírricos aliados partidistas lamec.... 
Pero también existen otras minas: las que aparecen descritas como artificios explosivos provistos de "espoleta”, que permanecen enterradas o camufladas hasta que explotan luego de haber sido activadas por el roce de una persona, un vehículo o de otra forma. El caso es que ‒a final de cuentas‒ producen lesiones, muerte y cualquier otro tipo de daño o destrucción. Hay otra palabra mencionada en el anterior párrafo, cuyo sentido también debe aclararse rebuscando entre el vocabulario registrado dentro de la obra señalada. Esta es útil para analizar lo que ocurre en el país al día de hoy. A más de tres décadas de finalizada la guerra entre los grupos políticos que después lo desgobernaron, nos entuturutaron, la cagaron y parieron la actual dictadura, el artificio en el que nos sumieron continúa con mayor profundidad. Una de las acepciones de artificio es la de artefacto; pero también significa disimulo, cautela, doblez, amaño, ardid, artimaña, astucia, maña, treta, truco, argucia y engaño, entre otras. Lo segundo es lo que Nayib Bukele ha hecho siempre con mucha, mucha gente, dentro y fuera del país desde que se metió a "político”: verle la cara. Y todavía hay quienes se tragan, decía mi abuela, sus "cuentos de camino real” repletos de luces y colores a costa de nuestros impuestos y sus –dicho en buen salvadoreño, según la prestigiosa Academia de la Lengua Española– tramafáses; es decir, sus artificios. Pero con la reactivación de la minería en este nuestro sufridísimo terruño, lo está mimando para que lamentablemente otra vez vuelva a explotar. No solo lo ha hecho con esta última chabacanada; también lo hizo con el famoso bitcoin y ya vieron lo que le pasó: pese a su soberbia deberá recular. Pero con la reactivación minera está condenando a esta y a las futuras generaciones a un nuevo desastre nacional. Eso es lo que está haciendo. Yo quizás no vea esa explosión o, quizás, implosión; esta última, siempre con el "tumbaburros” en mano, quiere decir lo siguiente: "Acción de romperse hacia dentro con estruendo las paredes de una cavidad cuya presión es inferior a la externa”. ¿Cuándo reventará otra vez El Salvador? Quién sabe. Mientras tanto hay que resistir, organizarse y luchar.