La agencia internacional Fitch Ratings ratificó la calificación de deuda soberana de largo plazo en moneda extranjera de El Salvador en ‘B-’, con perspectiva estable, y le asignó una calificación de recuperación ‘RR4’, tras aplicar su nuevo criterio de evaluación soberana publicado en septiembre de 2025.

La decisión de Fitch se produce luego de que se retirara la observación de criterios (Under Criteria Observation – UCO) aplicada previamente a las calificaciones del país. Esta revisión forma parte de la implementación del nuevo modelo de evaluación que, por primera vez, incorpora supuestos de recuperación en caso de incumplimiento de deuda.

Fitch explicó que la nota para la deuda senior no garantizada se mantiene alineada con la calificación soberana de largo plazo del país, ya que proyecta perspectivas de recuperación promedio en un escenario de impago, considerando el alto nivel de endeudamiento, que alcanzaría el 87 % del PIB al cierre de 2024, y la ausencia de otros factores que modifiquen el riesgo base.

El pasado 30 de abril de 2025, Fitch ya había confirmado la calificación de emisor de largo plazo en moneda extranjera de El Salvador en ‘B-’, también con una perspectiva estable, lo cual indica que no se prevé una modificación inmediata en la evaluación de riesgo del país.

En cuanto a los factores de gobierno y sostenibilidad, Fitch señaló que El Salvador mantiene una puntuación de relevancia ESG de ‘5’ en los indicadores de estabilidad política, estado de derecho, calidad institucional y control de la corrupción. Estos resultados reflejan la importancia que los Indicadores de Gobernanza del Banco Mundial (WBGI) tienen dentro del modelo soberano de la calificadora.

El ranking WBGI coloca a El Salvador con una posición media del 41 %, lo que evidencia un nivel moderado de capacidad institucional, calidad regulatoria, derechos políticos y mecanismos de control anticorrupción, aspectos que influyen directamente en la evaluación del riesgo soberano.

Fitch advirtió que un deterioro de las finanzas públicas, aumento de las necesidades de financiamiento, o una caída significativa de la liquidez externa que afecte la estabilidad financiera y la capacidad de pago, podrían provocar una rebaja en la calificación del país.

Por el contrario, una consolidación fiscal sostenida que reduzca el peso de la deuda respecto al PIB, así como una mejora permanente en las reservas internacionales, podrían favorecer una revisión al alza en futuras evaluaciones.