No todo lo que brilla...

Jueves 12, Diciembre 2024 - 5:40 AM

Ciertamente, el escenario actual de la región centroamericana no está para ser aplaudido.

El Salvador vuelto noticia en ciertos espacios dentro y fuera de su territorio, no es nuestro verdadero país. Definitivamente, la realidad es distinta a la que difunde el oficialismo. Estas líneas las comencé a escribir en el mostrador del negocio de un querido paisano ubicado en el condado de Arlington, Virginia, frente a la capital federal de Estados Unidos de América. Viajé en estos días para asistir a la reunión anual presencial del Consejo de Directores del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional: CEJIL, por sus siglas en inglés. Previo a su inicio el jueves 5, estuve en la sede de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Asimismo, conversé con integrantes del éxodo nacional pensante y crítico que va en progresivo aumento; despacio, ciertamente, pero me atrevo a decir que regreso con un sentimiento positivo y alentador considerando todo lo anterior. La situación del país, tras más de tres décadas del fin de la guerra no se enderezó. Pero ahora está más jodida hablando desde la perspectiva política y económica, luego de permanecer libre de los combates militares finalizados en 1992; sin embargo, la realidad nacional siguió siendo sumamente terrible para nuestras mayorías populares que sobrevivían en medio de la muerte violenta y el temor permanente ‒principalmente fruto de la violencia pandilleril‒ por lo que continuaron forzándolas a huir de su terruño, sobre todo a partir del 2000. Ciertamente, el escenario actual de la región centroamericana no está para ser aplaudido. En Nicaragua, Ortega y Murillo han reformado la Constitución para consolidar ‒como parte de su marrullero maridaje dictatorial‒ una dinastía familiar que no tiene nada que envidiarle a la somocista; más bien, quizás ya la superaron. En Guatemala, la esperanzadora luz encendida al triunfar Bernardo Arévalo parece desvanecerse progresivamente al estar siendo consumida por el infernal fuego abrasador que mantiene ardiente el llamado "pacto de corruptos”. En la maltrecha Honduras, mucha gente depositó sus esperanzas en Xiomara Castro; pero a estas alturas de su ya avanzado período presidencial, se encuentra chispeada por un narco escándalo familiar y opacada a la sombra de su exesposo José Manuel "Mel” Zelaya. Mención especial merece Rodrigo Chaves. Este "tiquillo”, titular del Órgano Ejecutivo en su nación, la está desgraciando tras 76 años de haber iniciado su paso firme por un ya prolongado trayecto hasta convertirse en la democracia más sólida de América Latina. Chaves está poniendo en riesgo tan destacada y aplaudible condición; en su despropósito se juntó con quien no debería: el inconstitucional presidente salvadoreño con el cual acaba de montar un espectáculo digno de cualquier cosa, menos de su aprobación y aplauso. ¿Por qué? Pues por lo que junto con Nayib Bukele hicieron y declararon en la reciente visita de este a Costa Rica. Veamos. Según Chaves, la "huella” que el usurpador guanaco ha dejado hasta la fecha ya trascendió las fronteras del pequeño territorio adonde este se ha entronizado. Así, durante la cena de gala que al anfitrión le ofreció ‒ridícula por realizarla en medio de un fortísimo temporal que afectó a mucha población desfavorecida‒ Chaves lo condecoró y permitió que le dijera públicamente cómo debía "gobernar” su país: autoritariamente, igual que él lo hace en el nuestro. Para ello, debe brincarse todas las trancas habidas y por haber. Además, habrá que crear la llamada "Liga de las naciones”; esta, seguramente otra ocurrencia "bukeleana”, según ambos excéntricos "portentos” se enfocará en la seguridad y la prosperidad de los pueblos con base en el control total de las instituciones estatales, como ocurre acá. En el marco de su visita a la tierra de don José "Pepe” Figueres ‒padre de las libertades en aquel país‒ y del "diluvio” que la acompañó, Bukele se atrevió a mandar un mensaje subliminal a una sociedad que durante generaciones se ha distanciado del accidentado caminar de sus vecinos: metió militares guanacos cargando paquetes de una muy publicitada "ayuda humanitaria”, que no aceptaron en España, para la población tica damnificada por la citada llovedera torrencial. Así de histriónico y superficial, hoy que dispuso reactivar la extracción del oro y el resto de metales que según él existen en nuestro suelo patrio, Bukele debería comenzar a darse cuenta de que su supuesta "brillantez” no será eterna. Entre más se "luce”, más se descubre tal cual es y su destino ‒irremediablemente‒ será el mismo que el de cualquier dictadorzuelo. Esa confianza me transmitió parte de la paisanada que vive en el país del norte continental que recién visité y la historia de los dictadores hundidos en el lodazal de la historia universal.