Esta nueva agencia sustituye a la llamada Oficina para la Sociedades Vecinales y Basadas en la Fe impulsada en 2001 por el entonces presidente de EEUU, George W. Bush, y preservada con ciertos cambios por sus sucesores demócratas Barack Obama y Joe Biden.
En la orden, Trump o a la oficina que identifique formas de reducir las cargas al libre ejercicio de la religión y exige a todas las agencias federales que designen un "enlace religioso" en un plazo de 90 días.
Trump anunció esta decisión este pasado viernes y añadió la próxima emisión de una orden para crear un "grupo de trabajo contra el sesgo anticristiano para "perseguir la violencia anticristiana y el vandalismo en la sociedad", y para "defender los derechos de los cristianos y los creyentes religiosos en todo el mundo".
La asociación Americans United, defensora de la separación entre Iglesia y Estado, ha denunciado la creación de este grupo de trabajo al entender que "en lugar de proteger las creencias religiosas, este grupo hará un mal uso de la libertad religiosa para justificar la intolerancia, la discriminación y la subversión de nuestras leyes de derechos civiles", según declaraciones de su presidenta, Rachel Laser, al diario "The New York Times".