El economista William Pleites presentó su libro “La economía después de la Independencia. Por qué estamos como estamos”, una investigación exhaustiva de los resultados de las decisiones económicas tomadas en los 200 años de formación de la República de El Salvador.

Tras finalizar años de trabajo en el PNUD, Pleites asegura que quiso escribir un libro que reflejara los avances en desarrollo humano en El Salvador pero fue hasta 2017 que comenzó de lleno tras un sueño en el cual recibió una reprimenda de sus profesores en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA).



El resultado de cuatro años de investigación, entrevistas y consulta a 8,000 Diarios Oficiales se resume en un libro de más de 580 páginas con datos históricos de deuda, generación de empleo, pobreza, evolución de la carga tributaria y desarrollo humano.

El economista concluye en su investigación que, para salir de la trampa del subdesarrollo, se debe fortalecer la educación y las capacidades de la población pues en los últimos 200 años los gobiernos se enfocaron más en temas fiscales y de seguridad.

¿Cuáles son los principales hallazgos de la investigación del libro “La economía después de la Independencia. Por qué estamos como estamos”?
Hay muchos hallazgos pero quizá, como la pregunta motora del libro es tratar de explicar por qué estamos como estamos, entonces, para poder responder a esa pregunta, se ha recolectado una enorme cantidad de evidencia que permite, en primer lugar, decir que el país no es un país de desarrollo alto.

I HALLAZGO

En primer lugar, debido a la escasa atención que se ha asignado a las capacidades de las personas a lo largo de los 200 años, y de los tres modelos y dos períodos adicionales que se analizan en el libro.

Solo para que tenga una idea, entre 1821 y 1950 que es la vigencia del modelo agroexportador, únicamente se matriculó el 17.5 % de la población que tenía entre seis y 14 años, con el agravante de que la asistencia promedio de los alumnos matriculados era solamente el 70 %. Por supuesto, son números que mejoraron de manera importante durante el modelo de industrialización por sustitución de importaciones, donde se alcanzaron tasas de matrículas que cerraron en 2019 cerca del 95 %.

Esto tiene mucho que ver que en los 200 años de vida independencia, del gasto del gobierno se ha destinado más del doble a defensa y seguridad de lo que se ha destinado a educación. Y en defensa y seguridad se ha destinado 3.5 veces lo destinado a salud.

Por otro lado, también se proporcionan cifras que nos dicen que, si al gasto en defensa y seguridad le sumamos el gasto por el servicio de la deuda, eso equivale a 2.5 veces lo que se ha gastado en 200 años en educación y salud. En otras palabras, tenemos como una primera causa, el hecho de que los recursos del Estado no han estado orientados prioritariamente a la expansión de las capacidades de las personas.

II HALLAZGO
Otras de las conclusiones del libro es que la tributación en El Salvador históricamente ha sido muy regresiva. Hasta 1915, todos los tributos que percibía el gobierno central eran tributos indirectos, no existían los impuestos directos.

De hecho, en el siglo XIX, el único impuesto directo que hubo fue el que llamaban el fondo de camino, que después lo conocieron como el impuesto de vialidad. Este fondo de caminos se había establecido en 1832 a partir del cual todas personas, varones de 15 a 50 años, exceptuando los militares, estaban obligados dos días al año directamente o por interpósita persona en el mantenimiento o alternativamente pagar cuatro reales que eran 50 centavos de peso.

Era un impuesto directo, pero era regresivo, porque al final pagaban lo mismo las personas independientemente de su nivel de ingresos. Por supuesto, una persona que vivía en un lugar recóndito no hacía uso de las calles, pero igual pagaba lo mismo que cualquier persona que hiciera un uso más intensivo de los caminos.

III HALLAZGO
El pleno empleo y la eficacia laboral que en otros países son como el objetivo principal de las políticas económicas y sociales, en El Salvador ha tenido una importancia marginal. Esto lo podemos ver con la escasa atención que hubo, incluso, hasta por contabilizar bien el comportamiento del empleo en el país.

Ustedes saben que el ISSS comenzó a funcionar en 1954 y, 65 años después, en 2019 apenas cubría el 27 % de la población económicamente activa. Costa Rica había fundado las cajas de seguridad social como seis años antes y, sin embargo, para el mismo 2019, ya tenía una cobertura de las cotizaciones del 66 %, pero una cobertura de aseguramiento del 95 %.

Tenemos como una primera causa, el hecho de que los recursos del Estado no han estado orientados prioritariamente a la expansión de las capacidades de las personas”.

Presentación del libro “La economía después de la Independencia. Por qué estamos como estamos”. / Cortesía
IV HALLAZGO
Otro elemento que nos llama poderosamente la atención es que el país ha ido perdiendo capacidad de generación de empleos. Un dato interesante en esta materia es que durante las administraciones de (Arturo Armando) Molina y (Humberto) Romero se crearon más puestos de trabajo por año que los que se han creado, por ejemplo, en las administraciones de Flores, Saca, Funes y Sánchez Cerén.
Se creaban más empleos formales en la década de los 70, antes de la guerra, que los que se crearon entre 2004 y 2019.

V HALLAZGO
Como consecuencia de la tradición de pagar bajos salarios y de la débil capacidad de generar trabajos decentes, los niveles de pobreza y desigualdad en El Salvador han sido históricamente altos.

Además de que hubo una tendencia a no contabilizar bien ni la pobreza, ni la desigualdad.

Esto de no ponerle la debida atención a la desigualdad es un tema que también tiene mucho que ver con los altos niveles de violencia que históricamente han caracterizado al país. O sea, durante los primeros 50 años del siglo XX, la tasa de homicidios en El Salvador fue superior a 50 por cada 10,000 habitantes, o sea, que no es un fenómeno nuevo la violencia. Paradójicamente, el período donde las tasas fueron más bajas fue del 49 al 89, donde la tasa fue 30 homicidios por cada 10,000 habitantes.

En el informe, en el capítulo V, hay un dato importante porque me encontré dos documentos, uno de 2008 a 2009 y otro de 2018 a 2019, elaborados por un consultor de la CEPAL donde se evidencia que los niveles de pobreza si se midieran adecuadamente a criterios nutricionales es sustancialmente más alta que la que oficialmente se presenta.

El estudio de 2018 a 2019, por ejemplo, indicaba que la tasa de pobreza era 20 puntos superiores a las oficiales y que la tasa de pobreza extrema era del doble a lo oficialmente reconocido. Lo que uno no se explica es por qué, sabiendo son criterios nutricionales y científicos, no hubo esa voluntad política para poder actualizar las líneas de pobreza.

VI HALLAZGO
Es la recurrente inestabilidad macroeconómica que ha tenido el país, debido principalmente a que el Estado ha tenido una tendencia a gastar bastante más de lo que percibe como ingreso corriente.

Tuve que recopilar información para 140 años y solamente en 44 se tuvo superávit fiscal (más ingresos que gasto), en todos los demás hubo déficit. Eso con el problema que el período donde supuestamente hubo superávit casi que corresponde a información para los años 1850 a 1880, donde las estadísticas no eran como demasiado confiables y había muchas batallas y los períodos presidenciales solo duraban dos años.

Como consecuencia de esa tendencia de mantener las finanzas públicas deficitarias, la deuda pública ha sido un problema endémico en El Salvador. Durante la vigencia del modelo agroexportador, la deuda pública representó 179 % de los ingresos corrientes, el mejor período fue del (19)49 al 79 durante la vigencia del modelo de industrialización por sustitución de importaciones que fue de 72 %.

Aumentó a 245 % durante la vigencia del modelo de promoción de exportaciones y 274 % de 2014 a 2019, que yo denomino a ese período como el período de las direcciones populistas.

Esto de, no ponerle la debida atención a la desigualdad, es un tema que también tiene mucho que ver con los altos niveles de violencia que históricamente han caracterizado
al país”.


Usted dice que la deuda es un problema endémico. Centroamérica emitió bonos luego de la independencia.
Nosotros pasamos de 1821 hasta que el país se declaró formalmente independiente en 1838, pero pasamos en esos 15 o 20 años luchando por la construcción de la federación de provincias de Centroamérica.

La región nace con deuda inglesa, cuando ya los países toman la decisión de convertirse en repúblicas independientes, se distribuye entre los cinco países, no de manera equitativa sino en proporción a lo que se consideraba lo que eran los niveles de riqueza en ese momento (27,216 libras esterlinas para El Salvador, que equivalen a 136,083 pesos).

Por eso se dice que como república independiente nacimos endeudados. En el siglo XIX, más que el financiamiento externo, el grueso de la deuda se contrataba internamente, con una suerte de deuda forzada. Cuando ocurrían necesidades particulares, como una guerra, un terremoto, era usual que el gobierno emitiera títulos de deuda que eran vendidos obligatoriamente a los que se consideraban las minorías propietarias, llamémosles a todas las personas que tenían un capital superior a dos mil pesos, tenían la obligación de comprar cierta cantidad de bonos, y esa cantidad iba subiendo en función de la capacidad económica de las personas.

No era un impuesto porque era una deuda que contrataba con ellos el Estado y después, cuando mejoraban las finanzas públicas, pagaba. Eran como préstamos forzosos. Si alguien no compraba esos bonos, podría ser objeto de hasta una expropiación.

Es la recurrente inestabilidad macroeconómica que ha tenido el país debido principalmente a que el Estado ha tenido una tendencia a gastar bastante más de lo que percibe como ingreso corriente”.


¿Hasta cuándo fue así?
Hasta que aparecen los bancos en 1880. De hecho, muchos analistas consideran que esta tradición de financiar al Estado era casi un negocio para algunos propietarios porque al final se garantizaban tasas de interés altas y, adicionalmente, sobre todo cuando ocurrían desorden o un golpe de Estado, era frecuente que muchos papeles se extraviaran y muchas personas decían que le había prestado al Estado y no había evidencia de que realmente lo hubiesen hecho.

Hay toda una discusión de que era una manera de la cual algunas personas inescrupulosas se aprovechaban del Estado.

Después de examinar la historia económica. ¿A qué deberían apostarle los gobiernos para corregir todo lo que hemos venido arrastrando?
Yo diría que el fallo principal y que incluso los economistas tenemos mucha responsabilidad, nosotros hemos conducido la economía por una política no orientada por objetivos y metas humanas. Cuando habla con la mayoría de colegas economistas, le van a hablar casi siempre de los problemas principales son el déficit fiscal, la deuda... pero, para la gente común y corriente lo más importante es el empleo, en segundo lugar, la salud, vivienda y el hábitat y hasta después aparece la educación.

Mientras nosotros no reconozcamos que la verdadera riqueza de una nación está en su gente, en el aprovechamiento y en la expansión de sus conocimientos, entonces vamos a seguir tropezándonos con el subdesarrollo.

A veces se le echa la culpa al modelo, pero Costa Rica ha seguido los mismos modelos de El Salvador e inició siendo el país más pobre de Centroamérica al momento de la independencia, pero desde 1950 era un país mucho más rico que el resto.

El perfil

William Pleites / Economista, investigador y escritor del libro

Experiencia: fue representante y economista jefe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y fue director del segundo compacto de Fomilenio. Actualmente es consultor.