Vuelven los comedores de pecado
Martes 31, Diciembre 2024 - 5:00 AM
Quizás el más conspicuo de esos comedores de pecado sea el presidente Barack Obama, que restableció relaciones con la tiranía cubana sin reclamar cambios en la Isla.
No es nuevo que políticos y funcionarios estadounidenses se crean responsables de todos los males que padece el prójimo, como se aprecia en una reciente carta que exdiplomáticos y funcionarios de la Seguridad Nacional dirigieron al presidente Joe Biden y a su vicepresidente Kamala Harris, en relación con Cuba.
Estados Unidos es muy propenso a producir "come pecados o devoradores de pecados”, personas que por medio de rituales liberan de los pecados cometidos a individuos recién fallecidos o cercanos a la muerte. Tal vez, el más conspicuo de esos comedores de pecado sea el presidente Barack Obama, que restableció relaciones con la tiranía cubana sin reclamar cambios en la Isla.
En mi opinión estos sujetos se equivocaron de objetivo porque la carta debieron dirigirla al dictador Miguel Díaz Canel, puesto que reconocen en la misiva al ejecutivo de su país, que son disposiciones del propio gobierno de Cuba las que han sido "insuficientes e incoherentes reformas políticas que en gran parte han causado esta crisis”, sin embargo, el comedor de pecados aparece, cuando afirman creer que "la política actual de Estados Unidos ha exacerbado las dificultades de los cubanos”.
Hay personas que nunca han dejado de culpar a Estados Unidos por los fracasos y errores del totalitarismo cubano, afirmando que el embargo y las políticas de Washington obligaron a Fidel Castro ser hostil contra este país, pasando por alto, que el sistema cubano arriba a 66 años con prisioneros políticos y un pueblo sumido en la miseria por las políticas fallidas del régimen y no por reales o supuestas agresiones extranjeras.
Aún más, recuerdo haber leído opiniones de compatriotas que en el marco de reclamos a Estados Unidos de eliminar el embargo y restablecer relaciones con La Habana, responsabilizaban a la oposición y a Washington de haber llevado a Fidel Castro a aliarse con la Unión Soviética, pasando por alto que antes del triunfo de la insurrección, junio 5 de 1958, escribió a Celia Sánchez: "Al ver los cohetes que tiraron en casa de Mario, me he jurado que los americanos van a pagar bien caro lo que están haciendo. Cuando esta guerra se acabe, empezará para mí una guerra mucho más larga y grande: la guerra que voy a echar contra ellos. Me doy cuenta de que ese va a ser mi destino verdadero. Fidel”.
Estos funcionarios no son cortos en sus peticiones, también solicitan que Cuba sea sacada de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo, obviando que los tres mayorales que ha tenido la Isla en estas más de seis décadas y media han apoyado de manera sistemática a los grupos violentos que han procurado destruir las democracias americanas, incluido este país.
Por último, piden muy discretamente que la Casa Blanca sea el salvador de la tiranía aumentando la ayuda humanitaria y simplificando las normas para que los ciudadanos cubanos accedan al sistema financiero estadounidense.
Estos sujetos están bien informados sobre la crítica situación de los cubanos, pero aparentemente prefieren ignorar de quién es la responsabilidad de la situación que describen al decir "la red energética del país está fallando, la desnutrición infantil está en aumento, los servicios básicos se están deteriorando y la mayoría de los cubanos ha perdido la esperanza, precipitando el mayor éxodo de migrantes de Cuba en su historia”.
Muchos de los firmantes de este documento son antiguos funcionarios del gobierno de Barack Obama, como el ex embajador en Cuba Jeffrey DeLaurentis, quien niega que la política de deshielo de la era Obama haya sido un fracaso sin presentar elementos de que hubiera sido exitosa o como expresó en el 2020 la vicepresidenta Harris al calificar que la política del embargo solo ayuda a los partidarios de una confrontación, obviando que los únicos que han promovido el enfrentamiento son los gobernantes de Cuba desde los hermanos Castro al dictador designado Miguel Díaz Canel.
Señores firmantes, no le hagan el juego a los enemigos de la democracia, salvo que algunos de los escribientes lo sean. Una licencia que permita a ciudadanos de Estados Unidos invertir en empresas cubanas no cambiará para mejor la situación de los cubanos; los españoles y canadiense han hecho grandes inversiones en Cuba sin que el contexto insular prospere, por último, el Estado cubano bajo el totalitarismo castrista está fallido mucho antes que algunos de ustedes votaran por Barack Hussein Obama o Joe Biden.
Pedro Corzo es periodista cubano.