Adelante, pues...
Jueves 23, Enero 2025 - 5:40 AM
Resulta sobresaliente la cantidad de gente que desconfía de dichas camarillas partidistas o no confía nada en estas; suma casi el 75 %.
El Instituto Universitario de Opinión Pública de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) acaba de presentar su última encuesta; de la misma, me referiré específicamente a la percepción de la población sobre los partidos políticos, las alcaldías y la Asamblea Legislativa. Me parece interesante examinar y analizar esos resultados, pues los concejos municipales terminan siendo integrados por personas candidateadas por los primeros; igual procede cuando se trata de ocupar un puesto dentro de una legislatura. Establecido lo anterior, resulta sobresaliente la cantidad de gente que desconfía de dichas camarillas partidistas o no confía nada en estas; suma casi el 75 %. Además, el setenta opina que la corrupción las carcome algo o mucho. Es lógico entonces que, del uno al diez, al calificarlas no alcancen siquiera un precario cinco.
Así las cosas, considerando su desempeño en la práctica, tiene sentido que los gobiernos locales tampoco sean bien vistos. Tienen dentro la semilla de su pudrición. Poca o nula confianza es la que generan; eso piensa entre el 62 y el 63 %. Asimismo, las personas consultadas por la UCA creen que la corrupción que los taladra alcanza el 47, sea esta elevada o en menor proporción. La nota con la cual terminan calificándolos, apenas supera por unas décimas el cinco. La Asamblea Legislativa tampoco se escapa del juicio tajante de la sociedad: poca o ninguna confianza le tiene el 55 %. La corrupción que la permea mucho o algo, según la exploración universitaria, supera el 51 y la nota que se le asigna es seis.
Al observar la evaluación ciudadana de los partidos políticos, debe precisarse de cuáles hablamos. Primero, de aquel par que ‒durante casi tres décadas‒ fueron grandes maquinarias electoreras tras haber sido acérrimos contendientes en el marco del conflicto armado, como Gobierno uno y como guerrilla el otro; es decir, Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
También de aquellos cuya característica más notable a lo largo de la posguerrra, algunos desde antes, ha sido la de venderse en cuerpo y alma al mejor postor que ‒obviamente‒ resulta ser el partido en el poder; los "bisagras”, pues. Pero, además, está la criatura engendrada fruto de una vil violación: la de aquella esperanza generada dentro y fuera del país tras el fin de la guerra. Esperanza que debía materializarse mediante el cabal cumplimiento de los compromisos que adquirieron los firmantes de los acuerdos de paz, con la observación y supervisión de Naciones Unidas. Ese engendro, nacido en el 2017, se llama Nuevas Ideas.
No faltará quien diga que los cuestionamientos, las críticas y la mala calificación hacia los partidos políticos en general no tienen que ver con este último, pues las votaciones del año pasado así lo "demuestran”. Entre paréntesis, que estas hayan sido abundantes para su provecho no significa que se lograron por las buenas. Pero eso es harina de otro costal. Lo que sí debe ser tomado más en cuenta es el discurso permanente y la costosa campaña del oficialismo contra el FMLN y ARENA; dicho de manera coloquial, el "bukelato” se ha dedicado a "bailar sobre sus cadáveres”.
Pero debe recordarse que del 2021 en adelante es Nayib Bukele quien controla, decide y aprueba lo que se le antoja al tener en sus manos y a sus pies la bancada mayoritaria en la Asamblea Legislativa y contar, además, con los votos de lo que también resulta ser una "chiquitinada”; es decir, los de la Gran Alianza por la Unidad Nacional –que de "grande” no tiene nada‒ así como los de la Democracia Cristiana y del Partido de Concertación Nacional. Y su agrupación política domina la inmensa mayoría de alcaldías.Entonces, el actual repudio de la población hacia estas y la legislatura tiene un destinatario principal: precisamente el oficialista Nuevas Ideas.
Teniendo claro lo anterior, aclaro: no defiendo y menos justifico a ARENA y al FMLN. ¡Para nada! Al contrario, como aseguré, estos parieron dicha agrupación partidista que ‒al servicio de Bukele‒ ocupa parte del poder formal. ¿Para bien? ¡Para nada!. Y la mayor responsabilidad recae sobre las espaldas del segundode "los mismos de siempre”. Pero no vale llorar sobre la leche derramada pues ‒canta Copani‒ "por fortuna hay mucha gente que soporta estoicamente el trance duro preparándose a luchar en el futuro y no oculta con vergüenza su presente. Adelante pues. Demuestra tus agallas y arremete, si una puerta se te cierra. Si en tu idea tienes fe no habrá metralla ni mortero ni cañón sobre la tierra, que si solo te han ganado una batalla te convenzan que ganaron una guerra”. Es así.