Afrosalvadoreños, migración y el brutal precio de la libertad
Miércoles 15, Septiembre 2021 - 1:00 AM
El Salvador tiene el porcentaje más alto de población "multirracial" en las Américas.
Sobrevivir al Atlántico y sus embravecidas aguas no era nada más que el inicio de las adversidades que les esperaban lejos de África, la tierra de la que fueron arrancados y obligados migrar y desde donde se constituyeron los primeros movimientos migratorios a gran escala hacia América, el joven continente donde se multiplicaron sus penas, sus deseos de libertad y sobre todo donde los obligaron a convertirse en una pieza invisible de una sociedad que apreciaba su resistencia, fuerza e inteligencia, pero que se negaban a aceptar el color de su piel.Así los movimientos migratorios masivos antes de la firma de la independencia en 1821 era la del comercio de esclavos africanos, cuya herencia y esencia se quedó impregnada en la cotidianidad de El Salvador, que desconoce que lleva el ADN de la diversidad indígena, africana, cuya presencia fue diluida con el mestizaje que impulsaron los ibéricos asentados en este territorio. El investigador e historiador Carlos Cañas-Dinarte nos recuerda que aunque nuestra experiencia contemporánea es la de ver partir a cientos de nacionales rumbo al norte del continente, en esa época los desplazamientos eran hacia el interior del entonces territorio salvadoreño que incluía la Alcaldía Mayor de Sonsonate y la de San Salvador, y escasamente fuera de la frontera política vigente en el siglo XVII."San Salvador a finales del siglo XVIII tenía gente procedente de 90 lugares [del mundo] tanto del Reino de Guatemala como de fuera de éste”, explica Cañas-Dinarte, y aclara que "primera gran exportación nacional de personas se da en 1848” un poco más de dos décadas después de que la intendencia de San Salvador aceptó con el resto de las provincias de Centroamérica separarse de la Monarquía Española. En la investigación "Relaciones interétnicas: afrodescendientes en Centroamérica”, publicada por José Heriberto Erquicia y Rina Cáceres, de la Universidad Tecnológica, se hace referencia al notorio desplazamientos de salvadoreños hacia Guatemala y cuya presencia queda descrita como "mulatos”, es decir la mezcla de un europeo y un afrodescendiente."Las provincias orientales de la Gobernación de Guatemala pobladas en forma notoria en muchos lugares por una categoría especial de ladinos salvadoreños, que en estas provincias podían tenerse de manera palmaria como mulatos o pardos”, indica en la misma publicación el historiador Pedro Antonio Escalante Arce, cuya introducción también destaca que para 1807 el intendente Antonio G?utiérrez y Ulloa describe en el censo que "había ciudades y pueblos que ofrecían un panorama de atractiva presencia africana entre su pobladores. Tal es el caso de Sonsonate, como lo escribieron el diplomático inglés ?George Alexander Thompson, en 18?25, y el joven periodista norteamericano James Jackson Jarves, en 1838”, en los momentos más cercanos tras la independencia.En la actualidad decenas de africanos siguen cruzando El Salvador como puente hacia EE.UU. y aunque resalta el tono de su piel, muchos de ellos desconocen que nuestro territorio significó el asentamiento más grande de sus antepasados esclavizados cuya huella fue invisibilidad a través de una política racista de los europeos de "blanquear” promoviendo el mestizaje y más tarde rechazando la llegada de más afrodescendientes."Un día, durante la escuela primaria, les expliqué a mis padres sobre la esclavitud en Estados Unidos y les pregunté sobre la esclavitud en El Salvador. Respondieron con una simple frase, ‘nunca llegaron negros’, los negros nunca llegaron a El Salvador. Más tarde me di cuenta de que este mito se perpetuó debido a la ley de inmigración promulgada en 1933 por el dictador Maximiliano Hernández Martínez que excluía la entrada de afrodescendientes (entre otros no europeos) a El Salvador”, subraya la activista afrosalvadoreña y investigadora Danielle Parada, asidua contribuyente sobre el tema de la herencia africana en El Salvador.