Cambios poblacionales en El Salvador y ajustes en el bono demográfico
Miércoles 08, Enero 2025 - 5:50 AM
El nuevo Censo de Población revela otra oportunidad conocida como el bono demográfico de género, que destaca los beneficios económicos asociados al avance hacia la paridad entre mujeres y hombres en el mercado laboral.
Los datos preliminares del Censo de Población y Vivienda El Salvador 2024 revelan cambios demográficos profundos que han transformado significativamente al país en menos de cincuenta años. De ser un país típico del tercer mundo, con altas tasas de fecundidad, natalidad y mortalidad, hemos pasado a ser una nación con tasas considerablemente más bajos en estas variables. Esto ha estado acompañado de un notable incremento en la esperanza de vida y de altos niveles de migración, lo que ha dado lugar a una transición demográfica acelerada, similar a la que en Europa tomó casi dos siglos.
Entre las principales modificaciones en la estructura poblacional destacan una marcada reducción de la tasa de crecimiento anual, que entre 2007 y 2024 se estima en apenas 0.3%; un incremento en la proporción de mujeres, que representan el 52.8% de la población total, con mayor presencia en los grupos de mayor edad; y una notable disminución de la proporción de población de 19 años o menos. Asimismo, se observa una intensificación del proceso de urbanización y un incremento continuo en la proporción de personas mayores de 65 años. Estos cambios, que constituyen una verdadera transición demográfica, están alterando significativamente las dinámicas demográficas del país, planteando desafíos económicos y sociales que deben gestionarse con urgencia.
Una de las oportunidades más importantes derivadas de estos cambios es el bono demográfico, entendido como el período en el que la proporción de personas en edades potencialmente productivas (de 15 a 64 años) crece de manera sostenida en relación con la de personas en edades potencialmente inactivas (de 0 a 14 años y de 65 años o más). Esta ventana de oportunidades reduce la carga económica de los dependientes y permite destinar más recursos al crecimiento económico, la generación de empleos de calidad y la mejora del bienestar social. Según los censos anteriores, se estimaba que el bono demográfico de El Salvador se extendería hasta aproximadamente el año 2050. Sin embargo, los resultados del nuevo Censo indican que esta etapa concluirá antes de lo previsto, debido a que el índice de envejecimiento de la población (personas de 65 años o más por cada 100 niños de 0 a 14 años) más rápido de lo previsto y a la significativa emigración de población joven.
Por otra parte, la información de las Encuestas de Hogares de Propósitos Múltiples demuestra que, hasta ahora, ese bono demográfico no se ha estado aprovechando ya que de los 50,000 empleos formales nuevos que se necesitan anualmente, durante los últimos 25 años únicamente se han creado 13,000 por año. Esta brecha refleja una incapacidad estructural para capitalizar los beneficios económicos del bono demográfico, lo que limita las posibilidades de crecimiento y desarrollo.
A ello habría que agregar que el envejecimiento de la población también impone crecientes presiones fiscales, especialmente en áreas como las pensiones, los servicios de salud y la atención a los adultos mayores.
En este contexto, el nuevo Censo de Población revela otra oportunidad conocida como el bono demográfico de género, que destaca los beneficios económicos asociados al avance hacia la paridad entre mujeres y hombres en el mercado laboral. En El Salvador, las mujeres no solo constituyen la mayoría en las edades productivas, sino que además registran tasas de participación laboral significativamente más bajas que las de los hombres. Esto evidencia un recurso subutilizado con un enorme potencial para impulsar el desarrollo del país.
Para capitalizar esta oportunidad, es esencial garantizar los derechos de las mujeres a lo largo de su ciclo de vida. Esto incluye asegurar acceso a estimulación temprana, educación de calidad, seguridad alimentaria, salud, vivienda digna y oportunidades de formación profesional. Además, es indispensable promover su acceso al mercado laboral formal, garantizar su participación en sistemas de pensiones contributivas y fomentar políticas de corresponsabilidad en las tareas de cuidado dentro del hogar. Sin acciones de este tipo, el bono demográfico de género podría quedar sin aprovecharse, privando al país de una herramienta clave para impulsar su desarrollo.
Los cambios demográficos que están ocurriendo en El Salvador exigen respuestas pertinentes y una visión de largo plazo que permita mitigar los desafíos asociados al envejecimiento y la migración, al mismo tiempo que se aprovechan las oportunidades que ofrecen el bono demográfico y el bono de género. Si no se toman medidas oportunamente, el país corre el riesgo de desaprovechar estas oportunidades únicas que podrían marcar una diferencia significativa en su desarrollo económico y social.
• William Pleites, director del Programa FLACSO El Salvador